VILLA MERCEDES
“Juan me pedía por favor que no lo deje morir”: cuando la víctima recibió la puñalada en el corazón
Una testigo aseguró que Juan José Ochoca suplicaba por su vida, y otro aseguró que el agresor llevaba dos cuchillos.
Por Sonia Schoenaker
Este miércoles retomó el Juicio Oral por el homicidio de Juan José Ochoa, un hombre de Villa Mercedes que fue asesinado de una puñalada en el corazón, el pasado 15 de enero en su vivienda ubicada en General Paz 2119.
El tribunal que juzga a Santiago Gil está integrado por Mauro D´Agata Henríquez, Daniela Estrada y Sebastián Cadelago Filippi. Como secretario del Colegio de Jueces interviene el Dr. Héctor Lazzari,
El primer testigo fue el jefe del Departamento de Homicidios, subcomisario Sebastián Tula, quien se encargó de una inspección ocular en el lugar del crimen.
Alrededor de las 18 dijo que llegó a la vivienda y constató que había manchas de sangre en la vereda y en el pasillo que daba ingreso a los departamentos: “Esto indica que el hombre herido se trasladó por el pasillo y luego quedó tendido en el suelo de su casa”.
Las manchas hemáticas estaban adulteradas por lavados, pero no se tomó conocimiento sobre quién tuvo intenciones de realizar una limpieza.
Allí se inspeccionó la casa de la víctima, donde quedaron secuestrados un celular y un trapo con sangre.
Por otro lado, contó que detuvieron a Roque Báez, el inquilino donde había estado el acusado consumiendo bebidas alcohólicas durante varias horas.
La bicicleta que causó la primera discusión entre los vecinos, no se encontraba cuando fueron los policías.
Durante la revisión no se hallaron armas blancas, según Tula. Tras las entrevistas con los vecinos, acompañado por personal policial de la Comisaría 9°, se llevó adelante un allanamiento en el barrio Familia Unida, precisamente en la calle Taboada Mora. Tampoco se pudo determinar si había armas implicadas en la causa, asimismo se hizo un registro fotográfico.
También se observó que en el vehículo de la hermana de Gil “no había manchas hemáticas a simple vista, pero sí elementos que eran pertenecientes al acusado”.
Después brindó su testimonio, Roberto Toro, integrante de la División Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM), quien fue la primera persona en llegar cuando dieron el llamado de alerta.
“Cuando llegamos nos contaba la gente que un hombre había estado tomando alcohol con un inquilino del lugar, y había manchas hemáticas en el piso”, recordó.
Una vez que ingresó al departamento, encontró a Ochoa en el suelo, procedió a llamar a la ambulancia y a dar aviso a la jurisdicción que correspondía.
El personal médico constató que el hombre estaba con vida, y comentó que la herida era producto de la entrada de un elemento cortopunzante.
En tercer lugar, habló ante los jueces la madre de una de las inquilinas de Ochoa, que se encontraba en ese momento de visita.
La mujer contó que Gil y Báez habían estado escuchando música en horas de la madrugada. Explicó que alrededor de las 10, Juan se acercó a la casa para solicitar que su amigo corriera la bicicleta del pasillo, ya que estaba obstaculizando la entrada.
“Juan le fue a decir bien, pero lo atacó y lo agarró del cuello”, dijo.
Al ver la situación, la pareja de su hija salió del departamento para ayudar al hombre que estaba siendo agredido físicamente. Recordó que Gil se cayó durante el forcejeo.
Más tarde dijo que se quedó en la casa al cuidado de uno de su nieto, mientras su hija y su yerno fueron al CAPS para una revisión.
Según su relato, pudo ver cuando el acusado apuñaló a la víctima sin mediar palabra y llevó al menor adentro “para que no siguiera viendo”.
“Yo estaba sentada en un borde de la casa, Ochoa salió a la vereda y se apoyó en el cesto de la basura. Gil salió de adentro y lo apuñaló sin mediar palabra”, relató.
Cuando salía de nuevo a la calle, se encontró con el propietario herido, buscando al vecino que previamente lo había ayudado.
“Juan me pedía por favor que no lo deje morir”, contó la testigo, que abrazó al hombre y lo llevó hasta la casa para asistirlo presionando con trapos con la intención de que no siguiera saliendo sangre.
Recordó que cuando salió a pedir ayuda por segunda vez vio a Gil irse.
Un vecino del frente también se presentó a declarar este miércoles. Conocía a Ochoa y a Gil porque viven en el mismo barrio.
Contó que estaba almorzando con un amigo en su casa, y salió a la vereda unos minutos. En ese momento escuchó un pedido de auxilio y se cruzó hacia la otra vereda, donde se encontró con el acusado y su hermana que lo intentaba subir a un auto. En su declaración recordó que Gil portaba dos cuchillos.
“Le dije, subite al auto y ándate, porque todavía no sabía que lo había lastimado a Juan. Cuando entré, vi todo lo que había pasado”, sostuvo.
Con respecto al estado del imputado, señaló que estaba en estado de ebriedad: “No era él”.
Unas horas después, se dirigió hasta la vivienda del atacante para llevar la bicicleta: “Le dije a la hermana que Santiago le pegó una puñalada al vecino y le pregunté cómo estaba”.
Báez declaró que la noche anterior estuvo con Gil en su casa y amanecieron allí.
“El señor Juan José estaba sacando dos tarros con basura y se tropezó con la bicicleta del chico, se lo dijo y Santiago se lo tomó mal. Salió el otro vecino, discutieron ahí y se pegaron”, contó.
Luego de ese episodio, cada uno ingresó a su vivienda. Báez y Gil dormitaron sentados en las sillas del comedor, y tras unos minutos, el inquilino se puso a preparar el almuerzo.
“Yo estaba cocinando y me dijo que se iba, después de eso me quedé en la cocina. Qué pasó afuera no sé porque yo estaba adentro”, añadió.
Al salir se enteró que su amigo había herido al hombre y le preguntó qué había hecho.
La hermana del imputado, explicó que la noche anterior al hecho estuvieron intentando comunicarse con él, ya que no había vuelto a su casa desde el trabajo, pero no pudieron ubicarlo. La mañana del lunes 15, lo llamó de nuevo y fue atendida: “Escuché una música, me dijo que lo ayudara y que estaba a la vuelta de casa”.
La joven dio unas vueltas en auto por la zona hasta que pudo encontrarlo en la vereda de General Paz 2119, donde estaba “con dos hombres, borracho y lastimado”. Según sostuvo, no le vio ningún arma blanca en las manos.
Gil accedió a ingresar al vehículo para regresar a su casa, donde se acostaron a dormir la siesta.
Antes de las 18, un hombre que la chica no pudo identificar, llevó la bicicleta y preguntó cómo se encontraba Santiago.
En horas de la noche, ella vio por una publicación de Instagram, una foto de la casa donde había ido a buscar a su hermano, con la noticia de que allí había muerto un hombre.
Lo despertó y le mostró la novedad: “Él no lo podía creer. Se levantó, se cambió, se despidió de mi mamá y salimos para la comisaría. Declaramos y cuando salí me dijeron que ya lo habían trasladado”.
El último testigo fue un medio hermano de Gil, quien se encargó también de acompañarlo a la comisaría: “Él pensó que había sido una pelea, no pensó que había pasado a mayores, no tenía conocimiento”.
Este jueves continuará la recepción de testimonios y está previsto que los alegatos se desarrollen durante la mañana del viernes.