La izquierda en España implosiona por las denuncias de agresión sexual contra el portavoz de Sumar
Atraviesa una grave crisis luego de que Íñigo Errejón haya sido denunciado y acusado por múltiples mujeres de haberlas agredido sexualmente.
“He llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona”, ha sido la frase suspendida en el aire e inmortalizada en los diarios de estos días en España. La escribió el 24 de octubre Íñigo Errejón, el portavoz de SUMAR —el socio minoritario de Gobierno—, como una despidida a su vida en la política institucional. Presentía lo que iba a venir: dos mujeres lo han denunciado ante la Policía Nacional por agresión sexual y una docena más a través de redes sociales. La mecha se prendió con una serie de testimonios compartidos anónimamente en el Instagram de la periodista Cristina Fallarás. El escándalo ha tambaleado los cimientos del progresismo en España que ha hecho del feminismo un estandarte.
El germen del escándalo brotó el 21 de octubre del Instagram de la comunicadora, que suele publicar bajo anonimato relatos de mujeres agredidas. Una denunciante definió a “un político muy conocido que vive en Madrid” como un “maltratador psicológico” y detallaba: “Su forma de tener sexo te marca. (…) Te pide hacer prácticas humillantes y cuando te niegas te monta numeritos”. Aunque no señalaba a nadie por su nombre, el de Errejón corrió como la pólvora. Ya había antecedentes. Su renuncia, tres días más tarde, cayó como una confirmación tácita de ese primer testimonio.
Los señalamientos llegaron a los tribunales por la actriz Elisa Mouliaá, quien denunció a Errejón ante la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional (UFAM) por un presunto delito contra la libertad sexual. Mouliaá narra que fueron juntos a una fiesta en una casa en septiembre de 2021. Avanzada la noche, el político la habría encerrado en una habitación para hacerle tocamientos “sin consentimiento”. Más tarde, en la casa de Errejón, la escena se repitió. La actriz, que afirma haberse sentido “muy incómoda” llegó a decirle: “Solo sí es sí, parece mentira que me esté pasando esto contigo”, en alusión al nombre de la ley contra la violencia de género que en ese momento los partidos de izquierda impulsaban en el Congreso.
La querella de la actriz fue admitida a trámite este martes por el juez Adolfo Carretero, quien llamará primero a la denunciante y después a Errejón, en calidad de investigado, para decidir si avanza con las pesquisas. El político enfrenta una condena de entre uno y cuatro años de cárcel, por un supuesto delito de agresión sexual.
El testimonio de Mauliaá desató un diluvio de confesiones en redes sociales: “Me daba bofetadas con fuerza, solo paró cuando yo me puse a llorar”, “en seguida puso el pestillo y en ese momento ya supe que me había equivocado y no debía entrar ahí”, escribieron dos chicas. Otro par coincidió en que usaba los mensajes temporales de Telegram —que se borran automáticamente— para no dejar rastro de las conversaciones. Una más lo acusó de consumir drogas, mientras la violentaba sexualmente. Medios de comunicación nacionales han amplificado denuncias de dos presuntas víctimas de Errejón en 2015 y en 2019.
La segunda denuncia que pesa contra Errejón la interpuso este lunes Aída Nízar, la colaboradora televisiva y exconcursante de Gran Hermano. Al finalizar un evento en el Auditorio de la Universidad Complutense de Madrid en 2015, en el que el político se acercó a ella para intentar en un par de ocasiones entablar un diálogo. “Me dio un fuerte azote en las nalgas en presencia de todos los allí presentes”, relató Nízar, quien confesó haberse marchado del lugar “humillada, vejada, baboseada y repugnada”. La mujer se declaró “sorprendida” de que todo esto sucediera tras un mitin en el que Errejón había hablado enérgicamente de los derechos de las mujeres.
La carta
Errejón se despidió en X con la imagen de una hoja mal escaneada en la que justificaba: “El ritmo y el modo de vida en la primera línea política, durante una década, ha desgastado mi salud física, mi salud mental y mi estructura afectiva y emocional”. Detalló que lleva “tiempo trabajando en un proceso personal y de acompañamiento psicológico”, que en su opinión no podría culminar exitosamente sin “abandonar la política, sus exigencias y sus ritmos”. Ni una mención a las acusaciones que pesaban en su contra, aun cuando Sumar y Más Madrid ya le habían preguntado en privado por la cuestión. Desde entonces se desconoce su paradero.
Aunque Errejón anunció en la carta su “dimisión” como portavoz de Sumar, lo cierto es que, la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder del partido, Yolanda Díaz, detallaría esta semana que en realidad fue el movimiento el que lo había “expulsado de todas sus responsabilidades públicas”.
La reacción de Díaz consumó el aislamiento total en el que ha quedado Errejón. “No debió ser diputado ni portavoz”, remarcó la vicepresidenta, después de revelar que el político le había “reconocido actitudes machistas y vejatorias", un día antes de dimitir por carta.
Cruce de acusaciones
El caso de Errejón ha desencadenado una serie de señalamientos entre los partidos más inclinados a la izquierda. Primero, Podemos dejó caer que en 2023 había informado a Yolanda Díaz de una acusación por violencia sexual contra Errejón, que tenía más de tres millones de visualizaciones en X.
La vicepresidenta ha confirmado esta versión, pero descargó la responsabilidad en Más Madrid, al afirmar que ese partido había abierto una investigación de los hechos. Las pesquisas concluyeron cuando la denunciante borró el hilo de X.
Díaz lo supo, pero no habló directamente con Errejón, quien era el número cuatro en la lista del partido para las generales de 2023.
No solo el tiempo ha demostrado que la investigación de Más Madrid fue insuficiente, sino las mismas dirigentes del partido, quienes han comparecieron este lunes ante la prensa para un mea culpa colectivo. La portavoz de Sumar en la Asamblea de Madrid, Manuela Bergerot, reconoció: “En algo hemos fallado como partido y como sociedad”. Otra de las líderes, Rita Maestre, pareja de Errejón durante el tiempo al que se remontan dos de las denuncias, ha asumido colectivamente “el error de no haber ido más allá” en las investigaciones y de “haber dado por buena la versión (de Errejón)”.
Maestre había publicado el día anterior una carta íntima en sus redes en la que se refería a su expareja como “una persona de apariencia normal, un ‘buen novio’, que era a la vez un misógino que volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años en un hotel”.
Del atril al banquillo
Íñigo Errejón, de 40 años, nació en la capital española durante la efervescencia cultural de la Movida Madrileña. Hijo de un funcionario de la Administración del Estado y una bióloga feminista, transitó una juventud de activismo político en movimientos como las Juventudes Anarquistas o Contrapoder. Se doctoró en Ciencias Políticas, tras estancias académicas en California, Bolonia y Ecuador. Su vida en la política institucional llegó con la creación de Podemos en 2014, de la mano de Pablo Iglesias.
Podemos fue el trampolín de Errejón: en el debut electoral de 2014, fue electo como uno de los 69 diputados de la formación morada, lo que con el tiempo le abrió la puerta a su candidatura para gobernar la Comunidad de Madrid en 2019. Pero entonces llegó la ruptura.
Desde 2017, Iglesias y Errejón habían ido cavando una zanja entre los dos que provocó un cisma en el partido dos años más tarde. Errejón, que había sido nombrado candidato de Podemos, dio un giro de timón al postularse por el recién creado Más Madrid. Esas elecciones las ganó el Partido Popular y Errejón continúo su carrera en la Asamblea de Madrid.
No tuvo tiempo para amoldar su escaño porque quiso volar más alto. Más Madrid ambicionó y mutó a Más País, con Errejón como punta de lanza para las elecciones generales de 2019. Aunque solo obtuvo el 2% de los votos, fue suficiente para convertirse en uno de los rostros más visibles del progresismo en el Congreso.
Viste camisa y americana, siempre bien peinado, imberbe, lentes graduados y una sonrisa algo torcida, que dotan su expresión de cierta inocencia. Eso sí, determinante frente a los micrófonos de la prensa y el atril. No en vano ha sido portavoz de todos los partidos en los que ha militado.
En junio de 2023, Más País se integró a Sumar, que terminó por conformar la actual coalición de Gobierno con el PSOE, una dupla que ha ostentado el feminismo como un principio fundacional.
De momento, el escándalo parece no agrietar la alianza del Ejecutivo, como demuestra el respaldo del presidente Pedro Sánchez a la “contundente” respuesta de la líder de SUMAR. Eso sí, Sánchez ya habla de una reestructuración del espectro político a la izquierda del PSOE, lo que pronostica un remezón en SUMAR y Más Madrid, que podría tener réplicas en Podemos, aunque aún se vean lejanas las próximas citas electorales de 2027. (France 24).