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Un abrazo que sanó 52 años de heridas; la historia de una madre que descubrió que su hija estaba viva

En su adolescencia Lorena Gómez miró las fotografías de sus padres, no encontró rasgos similares y su duda se plantó. Desde el 2009 comenzó una intensa búsqueda por todos los medios posibles y luego de 15 años se encontraron con la madre biológica que entre llantos y alegría se fundieron en un abrazo que jamás olvidarán.

 

Lorena Gómez se pasó años preguntándose quién era, y cuáles eran sus raíces. Una tarde en sus años de adolescencia comenzó a ver fotos antiguas que le generaron interrogantes: no encontraba parecidos entre ella y sus padres.

“Vi las fotos, tomé registro de la foto de mi papá, de mi mamá y me di cuenta de que no me parecía a ellos. Entonces empecé a indagar, a preguntar con mi familia, primos, tíos quienes me fueron afirmando que yo era adoptada y fue en ese momento donde decidí buscar mis raíces”, contó Gómez.

En declaraciones a El Chorrillero explicó que la búsqueda de su identidad fue por “ese sentimiento de que algo no cierre”: “Yo tuve una vida maravillosa, mi familia son lo más, me siento amada, querida, cuidada, de eso no hay dudas, pero necesitaba conocer de dónde vengo”.

La mujer que vive en San Luis, es casada y tiene hijos comenzó su búsqueda en el 2009 por redes sociales. El primer paso fue contactar con la Asociación Raíz Natal, una organización no gubernamental (ONG) que se dedica a encontrar lazos biológicos entre personas.

“Mi acta de nacimiento dice que nací en General Roca, Río Negro. Entonces tuve la posibilidad de encontrar algunos archivos del hospital con nombres de supuestas mamás que habían tenido a sus hijos en el ´72, yo no tenía la fecha de nacimiento certera, así que buscaba en el rango porque mi inscripción es del 6 de octubre de 1972”, contó.

Lorena siguió buscando en distintas bases de datos y gracias a un arduo trabajo, dio con una mujer que podría ser su madre de sangre: “Uno de mis primos en Buenos Aires fue a ver a una señora y le preguntó, pero ella tenía sus hijas, y no era yo”.

Así transcurrieron los años, golpeando puertas, y el 2 de junio del 2022 decidió realizarse el ADN ancestral “Family Tree”.

“Allí te tira data de tres generaciones más arriba, tatarabuelos, bisabuelos, y ahí aparecen primos. ‘Nuestra Primera Página’ es una organización no gubernamental que funciona en Rosario y te brindan asesoramiento de cómo realizarte este análisis porque se compra por internet, y te llega un kit con hisopos, un código y una contraseña. Una vez que te realizas el hisopado ellos se ocupan de adjuntar la mayor cantidad de muestras las envían a Houston, Estados Unidos, donde se hace el análisis”, detalló.

Tuvo en cuenta que el proceso es “bastante práctico” y la información llega por correo electrónico: “Yo no encontré ni madre, ni padre, ni tío. Sí primos segundos, terceros, en esa línea. Entonces le mandé un mail a los primeros 40 contándoles mi historia donde había nacido y la versión que tenía sobre que una doctora se comunicó con mis padres adoptivos desde Buenos Aires para que me fueran a buscar”.

“Así dí con una prima que su abuela es hermana de mi abuela biológica. Ella me escribió hace tres meses y me explica cómo podría ser que estuviéramos emparentadas. Cuando conseguí el nombre de mi posible abuela. Llamé a la comisaría del pueblo y me dijeron donde podía estar”, mencionó.

Lorena es farmacéutica y gracias a su profesión tiene contactos a lo largo del país que la ayudaron en esta búsqueda: “Un colega de General Roca y otra de Neuquén, me ayudaron para conocer la comisaría más cercana de Chimpay. Yo llamé por teléfono, le expliqué a la comisaría y así se fue dilucidando el camino”.

Entre tanto tocar puertas dio con la Sociedad Fomento, una organización que promueve el desarrollo comunitario y social, frecuentemente dedicada a actividades que benefician a los habitantes de un barrio o área específica y resultó que la suegra de la institución conocía a la abuela biológica y a sus tres hijos.

“Uno de ellos me cuenta que su hermana había tenido una hija tal cual como yo lo describía. Le consulté a mi tío si él había tenido hijos y ahí los busqué en Facebook y encontré el teléfono de uno de ellos. Le mando un WhatsApp y le digo que estoy buscando a su abuela sin entrar en demasiado detalle”, narró.

Y continuó: “Así encontré a mi mamá, Cristina. Al principio quedó impactada, porque a ella le dijeron que yo me había muerto, que me habían enterrado en General Roca. Y ella esa historia la enterró. Era muy chiquita, tenía 14 años”.

Desde ese momento, comenzaron a entablar diálogos por llamadas y mensajes. Ambas coincidieron que lo mejor era someterse a un análisis para saber realmente si eran madre e hija.

“Ella me mandó una muestra, igual de la que yo mandé a Rosario, y la hice cotejar acá en Laboratorio Puntanos. Antes de los 20 días hábiles me llegó el correo y también a mi medio hermano”, dio a conocer.

Un viernes por la mañana, Lorena estaba junto a su hija de 19 años y leyeron el mail. Lorena después de 52 años supo quién era su madre biológica.

“La emoción fue enorme. Fue abrazarnos y llorar. Y lo único que yo le decía era la encontré, encontré a mi mamá”, manifestó con la voz entrecortada.

Mientras Lorena seguía en shock, su hermano fue a contarle a Cristina: “En ese mismo momento me llamó y sinceramente lo único que hicimos fue llorar, ni una palabra, era como mucha emoción”.

“Nos encontramos hace una semana. Tuvimos la oportunidad de vernos. Estuvimos cuatro días en Córdoba y fue muy hermoso”, se alegró.

Y prosiguió: “Sentí tranquilidad porque también tuve la suerte de que la historia es buena. Más allá de lo que mi mamá sufrió por haber sido tan pequeña, haber vivido en un contexto no tan favorable, y ella me contó que como no pudo ver el cuerpo se quedó como pensando que quizás cabía la posibilidad de que yo no estuviera muerta y fue a buscar los registros tres años después, pero no encontró nada”.

Lorena descubrió que no nació en General Roca sino en un pueblo cercano llamado Allen: “No sabes muy bien cómo sucedieron las cosas, si hubo algún arreglo, algo que es claro que fue una apropiación. Sin embargo, no tengo ninguna intención de denunciar”.

“Mi intención era cómo sanar esta herida, este vacío que aparece. Porque mi vida empezó con mis papás el día que me fueron buscar. Pero algo sucedió en el medio, algo sucedió entre el parto y el momento que me abrazaron y los que somos adoptados en esta situación, te queda ahí en la nebulosa que lo arrastras toda la vida”, subrayó.

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