JUICIO POR JESÚS MUÑOZ
El ataque: él se resistió, los tres ladrones lo derribaron a golpes y le clavaron un cuchillo que llegó al corazón
En el segundo día de audiencia la novia de Jesús Muñoz revivió una noche nadie le saca de la cabeza.
Jesús y su novia decidieron sentarse en la plaza del barrio 1000 Viviendas, en la esquina de Jujuy y Pedro B. Díaz, en la madrugada del domingo 25 de febrero de este año.
La chica declaró este martes ante el Tribunal integrado por Virna Eguinoa, Sebastián Cadelago Filippi y Daniela Estrada, y revivió ese trágico momento. Fue en la segunda audiencia del debate oral donde juzgan a Jonathan Alejandro Moreno, su hermano Isaías Suárez y Rodrigo Ezequiel Chilote por “homicidio criminis causa en concurso real con robo calificado por el uso de arma, en poblado y en banda”.
“Hasta el día de hoy nadie me va a sacar de la cabeza lo que viví con él”, fue unas de las frases más fuerte. Tomó valor y describió con detalles. También respondió las preguntas del fiscal de Juicio, Ernesto Lutens.
Los dos sentían “algo raro” en esa noche silenciosa. Cuando Jesús vio que se acercaban, porque acechaban de manera sospechosa, le dijo: “Estos nos van a robar”. Los tres delincuentes andaban en la misma moto.
Cuando ella le pidió que se fueran porque “presentía” algo, en la segunda vuelta que dieron los malvivientes se frenaron y los encararon. “Viste que nos iban a robar”, la víctima se lo vio venir y ella pensó que no iban a poder con los tres. Uno, con un cuchillo en la mano, la encaró directamente: “Me querían agarra”, transmitió. Pero Jesús no iba a permitir que le hicieran daño, y puso resistencia. Le hicieron el primer corte en un brazo. Le pidió que corriera y buscara ayuda.
Ella se refugió en una casa y gritó, y pidió auxilio. Pero “lamentablemente” nadie comprendió de inmediato que algo tan cruel estaba pasando ahí nomás en el espacio verde que tiene el barrio. La desesperación le impidió que llamara a la Policía. El miedo posiblemente la paralizó.
Una vecina escuchó los gritos, y este martes también declaró: “Fue cuando vi a tres que empujaban una moto (algo similar a ‘dale boludo’ pudo sentir) después supe que era la que se habían robado. La hicieron arrancar y escaparon”. Cuando salió hacia el otro lado del descampado encontró a la novia desesperada. Después se sumaron otras personas, y luego llegó la Policía y una ambulancia. Jesús quedó tendido en el asfalto, a unos 6 metros de la plaza. Le dolía el pecho, pero estaba consciente.
La joven pudo ver cómo lo golpearon. Que el ladrón que estaba arriba de la moto se bajó (para colaborar en la lucha), tomó el caso que Jesús había dejado en una mesita de hormigón, y le pegó primero en la espalda. Gritó muchas veces ¡No! Lo agredieron hasta dejarlo indefenso, pero no se conformaron, una puñalada fue tan profunda que le llegó al corazón.
Levantaron el celular del piso, porque eso querían llevarse, y también la moto. No tenían la llave pero se las ingeniaron y la pusieron en marcha.
En el Hospital, antes de que lo operaran ella habló con Jesús por última vez: “Me dijo que me quedara tranquila, como él nadie me iba a defender. Pensé muchas veces por qué a nosotros”.
Después de la audiencia, tuvieron que contenerla por una crisis de nervios que sufrió.