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Historias de San Luis: cochero ‘e plaza

Cochero de plaza, mateo o mejor “cochero ‘e plaza”.

Llámelo como quiera. Los estudiosos cuentan que hasta 1923 estos coches de alquiler tirados por caballos se llamaban “placeros”.

Ese año se estrenó una obra de Armando Discépolo en el Teatro El Nacional en Buenos Aires, que contaba la historia de un inmigrante italiano, Don Miguel, que sufría en la vida y descargaba sus penas hablándole a Mateo, el viejo y querido caballo de su carruaje.

El impacto de la obra fue tan grande que desde entonces se llamaron “mateos” a todos los carros de alquiler.

En San Luis llegaron a existir 60 mateos, aunque algunos dicen que fueron más.

Eran el transporte ideal de funcionarios y políticos, y también de damas y caballeros que los alquilaban para pasear únicamente.

Por supuesto que los mateos o cocheros de plaza son testigos de la historia de San Luis.

El último mateo dejó de circular en nuestra ciudad a principios de la década del 70 y tenía su parada en la esquina de Junín y San Martín.

Los poetas y músicos populares los recuerdan con grandes creaciones.

Y los historiadores, como el recientemente fallecido doctor Jesús Liberato Tobares le han dedicado capítulos enteros en sus obras de investigación.

Vaya para él este recuerdo.

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