Con tristeza humana y alegría divina, Monseñor Barba ofició el último adiós al Papa Francisco en la Catedral
El gobernador Claudio Poggi y fieles de todas las edades conmemoraron el gran regalo de Dios, un Sumo Pontífice argentino.
Por Astrid Moreno García Dione
Este lunes, en silencio y casi a oscuras en ese momento, el gobernador Claudio Poggi fue uno de los primeros en llegar a la Iglesia Catedral. Mientras colocaban una imagen del recién fallecido Papa Francisco, feligreses de todas las edades, clérigos y referentes del Gobierno se prepararon para celebrar la Santa Misa. "A alegrarse y no temer", inició monseñor Gabriel Barba, Obispo de San Luis, una homilía marcada por la tristeza humana y la alegría divina.
Luego de posar su mano sobre el cuadro con el retrato del regalo de Dios: un Papa argentino, Barba instó a su acongojado público a honrar a aquel hombre que se fue con las sandalias puestas. "Hemos celebrado la Pascua y en este lunes de la octava de Pascua nos despertamos con una noticia que nos sorprendió a todos. Inesperadamente el Papa Francisco ha vivido su propia Pascua", introdujo cerca de las 9.
En primera fila Poggi y el vicegobernador, Ricardo Endeiza, mostraron sus respetos rodeados por los velos blancos de las monjas locales en contraste con las coloridas camperas de promoción de alumnos de último año del secundario.
Frente al cuadro del Papa, Poggi y Endeiza (Foto El Chorrillero)
“Alégrense y no teman. Alegrarnos por la muerte que ha sido vencida por Jesús y eso que, para nosotros, es un dormir. Dios le ha regalado dormirse, fallecer en el lunes de la octava de Pascua, habiendo celebrado con el mundo. Ayer escuchamos bendición”, remarcó el Obispo. Y calificó al último discurso de Francisco como profético y un gran testamento inesperado.
Este domingo, en el balcón de la basílica de San Pedro, Bergoglio leyó la tradicional bendición “Urbi et Orbi”- a la ciudad (de Roma) y al mundo- y remarcó cuáles son las “armas” de la paz: libertad de religión, de pensamiento y de expresión y respeto por las opiniones de los demás.
Además, monseñor Barba recordó su última conversación y pedido al Sumo Pontífice, una ayuda para poner en valor la parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Concarán. “Le escribí a Francisco preguntándole a dónde podíamos pedir ayuda. Inmediatamente la respuesta de él fue: ‘yo te voy a ayudar’. Y al poco tiempo envió el dinero, y con ese puntapié se pudo hacer el techo de la Iglesia. Fíjense, de un Papa a un pueblito del fin del mundo, los hechos de Francisco”, relató.
En diciembre de 2023 un fuerte temporal destrozó tres cuartas partes del techo y deterioró el cielorraso de la Iglesia. Este domingo, Barba viajó a Concarán para bendecir el renovado espacio que volvió a estar en pie gracias a las colaboraciones de los vecinos y la importante donación enviada desde Roma por el Papa.
El momento de la comunión de los fieles (Foto Chorrillero)
“También quedará en nuestra historia de San Luis. Ayer celebramos y rezamos tanto por él, agradeciéndole, hoy rezamos por su descanso eterno. Entre muchas otras cosas que hizo, dejó esta pequeña huella en San Luis que jamás olvidaremos”, recordó.
El momento de la comunión de los fieles llegó con la tradicional peregrinación para recibir el cuerpo de Cristo. En su camino hacia el atrio y de regreso vecinos completaron el rito con pequeño toque respetuoso o una leve comisura que insinuaba una sonrisa dirigida al gobernador.
“Que el alma de nuestro papa Francisco, por la misericordia de Dios, descanse en paz. Que brille para él la luz que no tiene fin”, oró Barba e invitó a las fieles a retirarse en paz. Luego de su salida de la Iglesia y en un último gesto de despedida, gobernador y vice presentaron sus respetos al cuadro de Bergoglio.
Ya en las escalinatas de la Catedral, Poggi recordó los dos episodios en los que pudo ver en persona al Papa. Rescató su bendición para el pueblo de San Luis y adhirió a la provincia al duelo nacional de siete días.