El Cristo de la Quebrada, una devoción que atraviesa fronteras y generaciones, inició otro mayo de asistencia multitudinaria
Miles de fieles de San Luis y la región visitaron el tradicional calvario. El gobernador participó de la misa por San José Obrero. Decenas de puesteros ofrecieron productos de todo tipo. La localidad del departamento Belgrano ya vive a pleno sus días más importantes del año.
El Cristo de la Quebrada, una devoción que atraviesa fronteras y generaciones, inició otro mayo de asistencia multitudinaria.
Por Leonardo Kram
Si uno quiere saber cómo es la gente de San Luis, la celebración del Cristo de la Quebrada brinda algunos indicios clave. La importancia de la tradición, la convivencia de familias y amigos, el traspaso generacional y la devoción católica se dan cita en la localidad del departamento Belgrano, a poco menos de 40 kilómetros de la capital provincial. En el primer día y en coincidencia con el Día del Trabajador, la asistencia fue multitudinaria, de miles de fieles, con la compañía del sol de otoño y una variada oferta comercial.
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
Un equipo de El Chorrillero visitó este jueves por la mañana la localidad. Sin novedades de las cifras oficiales, en la jornada previa ya habían ingresado al pueblo 15 mil personas, mientras que las estimaciones de la Municipalidad de afluencia durante todo el fin de semana superará las 450 mil.
Las casas y negocios abrieron sus puertas desde temprano. Vecinos aprovecharon de ofrecer sus patios como estacionamientos o lugares para acampar. Los locales gastronómicos prendieron sus brasas para ofrecer todo tipo de carnes y los vendedores desplegaron sus escaparates de ropa, cubiertos, equipos de mate, accesorios de celulares y la moda de esta temporada: capibaras o carpinchos en forma de peluches, estuches y mochilas.
Miles de fieles visitaron la capital de la fe de la provincia. (Foto Aldo Marchiaro)
Si bien las calles Sarmiento y Belgrano tenían gran movimiento, sin dudas el mayor contingente de visitantes se dirigía al calvario de las 14 estaciones. Su ingreso, por una de las esquinas de la plaza central, estaba colmado de familias. Cada estación que representa la Pasión de Cristo, sobrevive al paso del tiempo. Construidas por el escultor Nicolás Arrighini entre 1949 y 1951 y emplazadas en el cerro en 1952, los fieles se paraban en cada estación a observar en silencio, rezar y posar sus manos.
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
Un breve relevamiento de este medio arrojó dos certezas: esta es una tradición que se pasa de generación en generación y que atraviesa los límites de la provincia y las fronteras de la Argentina porque llegan a las festividad de otros países. Liliana Parola y Daniel Villareal vinieron desde Realicó, La Pampa. “Es la primera vez que venimos a agradecer y a conocer. Agradecer por mis hijos y mi salud. Tenemos que seguir luchando para seguir viviendo, se murió el Papa y esperamos que el próximo también sea argentino”, apuntó el hombre.
Esta mañana se realizó la misa en honor a San José Obrero. (Foto Aldo Marchiaro)
Rosa, de 78 años, hace 50 que viaja en estas fechas a Villa de la Quebrada desde Guaymallén, Mendoza. “Si no puedo venir me pongo mal, tengo que venir como sea, prestándome plata, lo que sea. Vengo a pedir por mi hijo y para agradecer que estoy viva. Cristo cumplió con mi hijo”, dijo algo agitada pero con andar seguro por las estaciones.
Silvina vino desde Jovita, en el sur de Córdoba. El año pasado había venido sola. Esta vez se encontró con su amiga Vilma, que visitó la localidad por primera vez. “Siento la presencia de mi Dios toda la vida, estoy pasando momentos difíciles por mi madre. Agradezco a Dios y la Virgen”, dijo entre lágrimas la segunda mujer. Ambas se contactaban por teléfono y la villa fue su punto de encuentro. “Uno viene acá y se renueva”, agregó Silvina.
Durante el recorrido este medio observó una promesa en plena ejecución. Belén Reinchisi, de 33 años, oriunda de Mendoza, viene desde que era niña y en esta oportunidad hizo el recorrido de las estaciones de rodillas y ayudándose con sus manos. Utilizó unos paños para sus palmas y unas rodilleras. Como ocurre con algunos creyentes, ella prefirió no revelar la promesa que cumplió pero su emoción y la de su familia era elocuente. “Es un agradecimiento puro. Le debía la promesa al santo”, se animó a contar.
Belén Ronchisi, oriunda de Mendoza, cumplió una promesa de rodillas. (Foto Aldo Marchiaro)
Salud, trabajo, bienestar para la familia. Las consignas se repitieron entre los promesantes. Cerca de las 11 de la mañana, uno de estos pedidos tomó más relevancia. Con motivo de la misa en honor a San José Obrero, el padre Aníbal Sosa ofició una misa en la iglesia del pueblo que estuvo sobre todo dedicada a una de las urgencias más actuales de los argentinos: el trabajo.
“Te pedimos que siempre haya trabajo responsable, digno y honrado. Que no haya manos esclavas de nadie, atadas o sometidas a la opresión, que nuestras manos siempre estén libres, dispuestas a la solidaridad y al esfuerzo constante”, resumió al cierre de la ceremonia el sacerdote, en el momento que pidió que el público levantara las manos para bendecirlas. También había gente dentro de la capilla, que dirigían sus miradas a la figura de madera que fue descubierta por lugareños en el siglo XIX y a la que atribuyen milagros.
Entre quienes se sumaron a ese pedido estuvieron el gobernador Claudio Poggi, el vicegobernador Ricardo Endeiza, la intendenta de la localidad, Rosa Calderón y el intendente de la ciudad de San Luis, Gastón Hissa. Acompañados por legisladores y otros jefes comunales, Poggi y Calderón formaron parte de la procesión de la imagen del patrono del trabajo que se realizó al mediodía, en la que se recorrió la plaza central.
Ambas autoridades dieron sus impresiones del primer día de celebraciones ante la prensa minutos después. “Quería agradecer por todos los sanluiseños que tienen trabajo, por todos los que han trabajado y hoy están jubilados y pensionados en otra etapa de su vida con un merecido descanso y pedir también por los que todos los días salen a la mañana con la esperanza de encontrar trabajo y que nos siga iluminando San José a quienes tenemos la responsabilidad de gobernar para que nos dé la fortaleza y el camino para seguir generando trabajo en San Luis”, remarcó el jefe del Ejecutivo provincial.
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
“Se está desarrollando la festividad con mucha tranquilidad. Están llegando visitantes de distintos puntos del país. Ya no hay más lugar, llegan feriantes de distintos puntos. Hay sectores donde no había lugar para comercios y lo tuvimos que habilitar. Principalmente le pedimos trabajo para nuestra comunidad, que nunca le falte a nuestra gente”, dijo Calderón sobre sus pedidos a San José.
Comercio variado
Los puestos ofrecieron amplia variedad de productos. (Foto Aldo Marchiaro)
Cómo suele ocurrir cada celebración, puesteros de todo el país y hasta extranjeros colman las calles de la localidad. Los precios son sumamente variados al igual que la oferta. Uno podía encontrar el litro de agua caliente para el mate a $300, una docena de medias a $4 mil, prendedores de capibaras a $1000 y seis vasos de vidrio a $3.500. Hay quienes ofrecían set de mates con termos a $25 mil y joggings a 10 mil pesos. También podía conseguirse un sándwich de milanesa a $8 mil y pan casero a $2 mil.
Comerciantes locales y foráneos valoraron la villa como una excelente oportunidad de negocios. “Es muy lindo el lugar. Son muy buenos eventos como estos. Por como está la situación, está muy bueno que a los pequeños negocios le den lugar”, dijo Dante Colazo, que ofrecía porciones de queso y salame a $15 mil, fabricados en Colonia Caroya, Córdoba.
Fe, tradición y pasaje de generación en generación
Cerca de 30 jinetes cabalgaron desde La Calera para darle sus respetos al Cristo. (Foto Aldo Marchiaro)
Una de las imágenes más impactantes de la jornada fue la llegada, cerca de las 10 de la mañana, de 30 jinetes de distintas agrupaciones gauchas provenientes de La Calera y alrededores. La caballería había hecho el trayecto de 90 kilómetros una jornada antes, la madrugada del 30 y se acercaron a la iglesia a saludar al Cristo. Los visitantes y vecinos aplaudieron su llegada.
Entre quienes iban arriba de los caballos, había de adolescentes a hombres de la tercera edad. Todos iban vestidos con sombreros, pañuelos y bombachas. La expresión que compartían en sus rostros era de alegría y respeto. “Le pedimos lo de siempre, salud, trabajo, alegría. Esto es algo nuestro, de nuestras raíces. Lo hizo mi papá y ahora lo hago yo”, dijo Juan Carlos Ledezma, que vino desde San Vicente. En la montura llevaba el apellido de su familia y a su lado, iba su nieto Nicolás, apenas un niño, arriba de otro corcel. En esa familia, se sintetizaba el pasaje de la veneración al Cristo de una generación a otra.
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)
Una multitud llegó hoy a la Villa de la Quebrada. (Foto Aldo Marchiaro)