Miles de fieles celebraron al Cristo de la Quebrada con una misa y multitudinaria procesión

Con puntualidad, ante un cielo despejado y con asistencia multitudinaria, este sábado por la tarde se realizó la misa y procesión por el Cristo de la Quebrada.

A las 15 el obispo Gabriel Barba inició la ceremonia principal en honor al patrono de Villa de la Quebrada. Había ciertos detalles especiales: la presencia de dos granaderos del Ejército Argentino y al costado izquierdo del altar, una ofrenda floral con el retrato del Papa Francisco. Monseñor aprovechó la homilía para además de referirse al Cristo de la Quebrada, expresarse sobre el fallecimiento del Santo Padre y su legado.

En los asientos dispuestos en la calle frente a la iglesia de la localidad, se sentaron el gobernador Claudio Poggi,  el vicegobernador Ricardo Endeiza, la intendenta Rosa Calderón, y el intendente Gastón Hissa. También asistieron legisladores nacionales, provinciales y funcionarios.

“San Pablo, cuando empezaba la cuaresma, nos hacía recordar una frase, déjense reconciliar, dejemos que Dios reconcilie nuestros corazones. Y hoy, junto al Cristo de la Quebrada, lo que necesitamos es esto. Él cargó en la cruz nuestros pecados. Tenemos que irnos de acá, de la Villa, distintos a como vinimos. Dejemos de aquí nuestras preocupaciones y dejemos aquí a los pies del Cristo también nuestros pecados”, apuntó sobre la tradición originada en la localidad en el siglo XIX.

“Habrá miles de anécdotas del Papa Francisco, pero yo creo que no nos tenemos que distraer con anécdotas superficiales, si tenía zapatos gastados, si eran zapatos viejos. De Francisco tenemos que hacer memoria de lo que nos ha enseñado con su magisterio. Nos ha impulsado a abrir las puertas, las puertas del corazón, las puertas de la iglesia, una iglesia que tenga lugar para todos”, reflexionó.

Luego de su homilía, la misa continuó con la entrega de la eucaristía, el Padre Nuestro, la paz y las intenciones.

A las 16 inició la procesión. La figura fue escoltada por los granaderos, gauchos, monaguillos, autoridades provinciales y eclesiásticas, banderas de ceremonias y estandartes.

El grupo salió por calle Belgrano hasta la Autopista 25 de mayo. Cada cierta cantidad de cuadras, la procesión se detenía para que personas con movilidad reducida, con enfermedades o alguna discapacidad, puedieran acercarse a ella.

Al llegar a la vía principal se realizó un breve rezo en proximidad de la rotonda y luego el paso siguió por calle Sarmiento hasta la iglesia. Allí el monseñor ordenó que la figura quedara en la explanada del templo, para que los fieles pudieran acercarse hasta la próxima misa de las 19. Así llegó a su fin la tradición católica más importante de la provincia.