Cristo de la Quebrada: la fe que une a miles de fieles en una devoción sin límites
Promesantes de distintos puntos de San Luis como del país asistieron masivamente a la localidad del departamento Belgrano para honrar al patrono.
Como todos los años, hubo una concurrencia masiva de feligreses a Villa de la Quebrada por una causa común; demostrar su devoción y fe al Santo de la localidad en el marco de una de las festividades religiosas más importantes de la provincia que se celebra del 1 al 3 de mayo.
Los motivos son de agradecimiento generalmente pero también para cumplir o realizar algún pedido, que comúnmente se centra en salud, trabajo y paz.
Para la mayoría, llegar al pueblo del departamento Belgrano es “sentir otra energía” y "salir renovado" por el grado de espiritualidad que se percibe en el aire.
Hay quienes creen que estar presente en esta fecha tan importante para los católicos es una “obligación” porque de lo contrario les genera un malestar o cargo de conciencia, como el caso de Rosa, de 78 años, que hace 50 años viaja desde Guaymallén, Mendoza, de forma ininterrumpida. “Si no puedo venir me pongo mal, tengo que venir como sea, prestándome plata, lo que sea. Vengo a pedir por mi hijo y para agradecer que estoy viva. Cristo cumplió con mi hijo”, manifestó la mujer.
Uno imagina que quienes llevan mayormente la devoción son los adultos o los abuelos, pero en realidad, hay nuevas generaciones de jóvenes que continúan el legado y la fe en el Santo.
La festividad es tan importante porque atrae a miles de fieles de otras provincias. Es muy común encontrarse con personas de diferentes puntos de Mendoza. Es el caso de Claudia Bella, que se mudó de Guaymallén a San Luis por una situación de violencia y le vino a agradecer al Santo que está “viva”.
“Sufrí violencia por parte de vecinos y por eso me mudé. El Santo representa todo porque estaba muy mal, vivía sola, tenía mucha depresión, le pedí a él y a la semana conseguí cómo venirme. Dejé mi casa y mis vecinas me la cuidan”, expresó la mujer.
Bella asistió a la festividad desde los tres años, es decir, durante casi toda su vida, pero dejó de hacerlo cuando fallecieron sus padres. Hoy rememoró esa experiencia religiosa.
Norma Rosales, junto a su consuegra Dominga, llegó al pueblo este sábado para acompañar la maratón de la fe que partió desde Quines y de la cual participó su hija y nieto.
“Estamos muy felices porque hemos venido otro año más, le agradecemos a Dios por todo, por estar acá presente y por todos los habitantes de nuestra localidad para que nos guíe y que cada día haga que nos amemos más entre nosotros”, señaló.
Cerca de las 14, Roberto Martínez, descansaba junto a su familia al lado de la estatua de la quinta estación del calvario. Hace 20 años que no participaba de la celebración y este año decidieron viajar desde la Villa de Merlo, donde viven.
“Venimos a agradecer y como muestra de devoción que tenemos con mi familia al Cristo de la Quebrada y el año que viene si Dios quiere, volveremos”, comentó.
Juan Ramón Miranda, del paraje La Rosa ubicado en el departamento Pringles, decidió subir el calvario, a pesar de su edad, como muestra de devoción al Santo.
“Hemos venido a cumplir con el santito de Villa de la Quebrada, que mejore la salud a toda la familia, que nos cuide. Todos los años tengo que asistir, si no es en esta fiesta, lo haré en otro día, pero cuando puedo, me doy una vuelta”, indicó mientras estaba sentado en un banco ubicado en el medio del calvario, casi en la estación de la crucifixión.
“Toda la vida fui devoto y por eso sigo viniendo porque el Cristo es todo. Cualquier cosa que nos sucede, nos encomendamos a él. No podemos fallarle porque él cumple”, expresó el hombre.
Luciano tiene hoy más de 50 años y desde chico asiste a la fiesta, al principio acompañaba a sus padres y abuelos mientras que hoy lo hace con su esposa e hijos: “Es una fecha muy importante, no sólo para San Luis sino muchas ciudades y provincias vecinas. Es un evento que nos llama y tenemos que reflexionar en esta situación y más que hace poco falleció nuestro Papa, así que muy contento de venir a estas fiestas patronales”.
“En nuestro caso venimos a agradecer porque el Santo nos ha protegido y nos ha ayudado en todo momento de la vida”, afirmó.
Sonia es otra de las feligresas que conoció Villa de la Quebrada por primera vez y viajó junto a su familia desde Ulape, La Rioja: “Es hermoso todo, hay mucha gente, no pensábamos que había tanta devoción, se nota en el aire la fe, muy lindo”.
“Vinimos más que nada para conocer, saber cómo era, y somos creyentes así que es muy hermoso esto. Vamos a volver otros años si Dios quiere y tenemos la oportunidad”, aseguró.
Desde las 15, el obispo Gabriel Barba presidió la Santa Misa y luego la tradicional procesión con la imagen del patrono por Belgrano hasta Autopista 25 de mayo y retomaron por Sarmiento para llegar finalmente a la parroquia. Participó el gobernador Claudio Poggi.
En el recorrido se percibía la emoción de los fieles que saludaban, tomaban fotos, flameaban pañuelos, rezaban y lloraban al ver la imagen. Fue un momento de paz y esperanza para los que creen y confían en los milagros.
Al final, Barba ordenó que la figura quedara en la explanada del templo, para que los fieles pudieran acercarse hasta la próxima misa que era a las 19.
El otro lado de la festividad
Desde hace décadas, la celebración mezcla la religión con la venta de diferentes productos y servicios.
Las calles están inundadas de emprendedores de diferentes puntos de la Argentina en rubros como gastronomía, juguetes, indumentaria, calzados, tecnología, ferretería, forrajería, bijouterie, juegos mecánicos para niños, artículos de campo y caza, entre otros. De hecho, hay muchas personas que asisten a la localidad por el sólo hecho de ver qué puede comprar.
Pablo Ortiz vive en la ciudad de San Luis y desde hace cinco años que de forma ininterrumpida participa como emprendedor. Uno de los productos que ofrece es algo que se volvió tendencia en 2025: los carpinchos o capibara que se consiguen por $1000 los colgantes y hasta $25 mil los que llevan pila, bailan y emiten música.
Sin embargo, también comercializa zapatillas, ropa, mochilas, lentes de sol y bijouterie.
“Es una fiesta espectacular el Cristo y aprovechamos de no sólo vender sino reunirnos, juntarnos y participar”, manifestó.
Diego Villegas es de Mendoza y, junto a su esposa, es la primera vez que participan en la Villa de la Quebrada. Pusieron un puesto de trenzas para niñas y adultas a $5 mil con colocación incluido y en el mismo lugar venden sahumerios artesanales desde $1000 en adelante.
“Hemos venido junto con otros compañeros de trabajo que vienen participando hace 10 años en esta fiesta que nos ha sorprendido gratamente. La sensación principal es la fe que tiene la gente y también como un evento cultural muy importante en la zona, estamos muy sorprendidos por todo lo que moviliza”, expuso.
Villegas explicó que superaron las expectativas que traían: “Hasta ahora nos ha ido muy bien. Estamos trabajando con precios muy accesibles para que la gente se pueda llevar su producto y se vaya contenta a la casa”.
Natalia Giménez llegó desde San Miguel de Tucumán. Nunca participó antes y ahora se animó por recomendación de unos amigos. La comerciante ofrece vapers recargables y líquidos desde $7 mil con 1800 pitadas y, a su vez, perfumes árabes.
“Me está yendo muy bien, es hermosa la gente de San Luis, muy afectuosa. No hay ventas de esto acá, así que me tomaron varios números porque comercializo por mayor también.
Lorena Cayo, oriunda de Salta, puso un puesto con productos para celulares y tecnológicos.
“Es el segundo año consecutivo que vengo, me está yendo genial. De esta fiesta me enteré por amigos y acá estoy. En nuestro caso nos quedamos hasta el lunes pero vamos a volver”, cerró.