X
PUBLICIDAD

“Tarde o temprano el alimentante incumple”: el diagnóstico de una abogada que litiga por alimentos

Keila González ejerce en el fuero de Familia y advirtió la lentitud judicial y la falta de eficacia para hacer cumplir la responsabilidad de los progenitores.

Keila González.
Actualizada: 01/06/2025 00:00
PUBLICIDAD

La abogada Keila González (matrícula N° 2921) conoce de cerca el complejo entramado que enfrentan quienes reclaman el cumplimiento de la cuota alimentaria en San Luis. Desde el inicio de su carrera profesional, ha llevado adelante numerosas demandas en el fuero de Familia, un espacio judicial que, según su experiencia, está colapsado.

“Las primeras demandas que hice fueron por alimentos. Me sirvieron para aprender la importancia de la constancia en el reclamo, porque los tiempos de la Justicia no van de la mano con las necesidades del alimentado”, explicó a El Chorrillero.

Detalló que desde la presentación de la demanda hasta el primer decreto suele pasar al menos un mes. A partir de allí, se fijan audiencias y se ordenan medidas como alimentos provisorios y la apertura de cuentas judiciales. “El proceso puede extenderse varios meses más, dependiendo de la voluntad de las partes y de si se presentan o no a las audiencias”, precisó.

Pero lo más complejo llega cuando el demandado no se presenta o no tiene un trabajo registrado que permita embargar los ingresos. “A veces ofrece una suma ínfima que ni siquiera deposita. Mientras tanto, la otra parte no solo se hace cargo económicamente, sino también del tiempo de cuidado, lo que incrementa la desigualdad”, afirmó la letrada.

González calificó el funcionamiento del fuero de Familia como “muy lento y poco eficaz”: “Se encuentran colapsados de causas, tanto la parte civil como la de violencia. La falta de personal y espacio físico con el que cuentan actualmente nos lleva a tener mucha demora como así también decretos o resoluciones que no son las esperadas, lo cual repercute en nuestra labor como profesional, ya que no solo debemos reclamar constantemente de manera presencial, sino también presentar escritos con ‘advierte error’ e incluso recursos de revocatoria con apelación en subsidio por errores que se podrían evitar si se pudieran tomar el tiempo de leer con atención la causa”.

La insatisfacción no es solo de quienes ejercen la abogacía, también se replica en quienes deben sostener económicamente a sus hijos sin el apoyo de la contraparte. “La mayoría de mis representados no están conformes con los montos fijados. Y están los casos en los cuales el alimentante no solo aporta una cuota alimentaria insuficiente, sino que tampoco comparte tiempo de cuidado de su hijo/a dificultando aún más el aporte diario que realiza el progenitor/a que tiene a su cargo el cuidado”, subrayó.

Uno de los fenómenos que más ha crecido en los últimos años es el de las demandas a abuelos. “Generalmente son dos los tipos de casos en los cuales he tenido que iniciar demanda contra los abuelos, el primero se da cuando ya existe una demanda contra el progenitor y el mismo incumple, en ese expediente se acredita dicho incumplimiento e inicio una demanda contra los progenitores del obligado principal, es decir los abuelos”, especificó.

Y en segundo lugar, tuvo en cuenta situaciones donde “no existe demanda contra el obligado principal y el mismo no tiene trabajo, no realiza ningún tipo de aporte económico, ni tampoco tiene comunicación con su hijo”. Allí se realiza la demanda de alimentos contra el obligado principal (progenitor/a) y asimismo en subsidio contra los abuelos.

Para González, la realidad es clara: “En los alimentos, yo suelo expresar que nunca terminan. Tarde o temprano el alimentante incumple y generalmente se da en los casos en los cuales se embarga un porcentaje de los haberes del trabajo que tenía, después renuncia o lo despiden. No manifiesta en el expediente eso y es la parte más vulnerable (alimentada) quien debe manifestar el incumplimiento”.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR