X
PUBLICIDAD

“Su alma estaba rota, al igual que su cuerpo”: Ingrid Blumencweig la biógrafa de Nelson Madafs

Tras su fallecimiento, la periodista recordó al hombre que murió dos veces: la primera cuando fue acusado y torturado por un crimen que no cometió.

Foto portada
Libro ¡Dónde está Claudia?
Actualizada: 09/06/2025 20:55
PUBLICIDAD

“Ayer vinieron a buscarme de nuevo. Me llevaron encapuchado nuevamente, no sé ¿a dónde? y me dijeron que cavara un pozo. Yo estaba tan débil que no podía ni agarrar la pala así que ellos hicieron un pozo grande y me metieron dentro hasta el cogote y después de los pelos me tiraban para arriba y me volvían a meter…muchas veces…hasta que por fin se terminó….pero no se había terminado… porque cuando volvimos me agarraron entre dos policías, me abrieron la boca y me arrancaron los pocos dientes que me quedaban con una botella rota… yo no daba más. Para rematar tanta perversidad, como sangraba mucho, me echaron lavandina en la boca”.

“Ya no tengo esperanzas de que Claudia aparezca. Ni viva ni muerta… ¡Dios ayúdame por favor!”, rezó Nelson Madafs para sus adentros. Así inicia la biografía autorizada del hombre que fue torturado y acusado de un crimen que nunca existió en San Luis. Se llama “¿Dónde está Claudia?” y lo escribió la periodista Ingrid Blumencweig.

La mujer describe a Nelson como un hombre pobre, acostumbrado a trabajar en el campo y de familia numerosa pero muy unida compuesta por 14 hermanos, uno fallecido.

“Su alma estaba rota, al igual que su cuerpo”: Ingrid Blumencweig la biógrafa de Nelson Madafs (Foto Ingrid Blumencweig)

Él viajó a San Luis escapando del hambre que había en San Juan e impulsado por su hermana Violeta quien le contó lo próspera que era la provincia en plena reforma industrial. Era 1989 y Claudia hizo lo opuesto. Nueve años después de que la buscara todo el país, la joven contaría que llegó a Caucete a los 15 años haciendo dedo; en el espejo retrovisor quedaban las amenazas y maltratos de su padrastro.

En 2019, Nelson le reconocería a la escritora de su biografía que se arrepentía terriblemente de haber venido a San Luis. “A algunas personas esta provincia nos dio tanto, y a él le quitó su futuro”, lamentó Ingrid en diálogo con El Chorrillero.

El mismo juez, Néstor Ochoa, que en 1992 le dio una piña y lo obligó a firmar una hoja en la que se declaraba culpable de haberle provocado un aborto clandestino y de asesinar a Claudia, fue quien en 1998 citó a Madafs para decirle que la joven estaba viva. Ahí estaba ella, de la mano de su madre, con 25 años y cuatro hijos.

“La reconoció y no podía creer; si estaba muerta”, recordó la periodista. Un Policía había entrado a una farmacia en Caucete y la reconoció; ella no sabía las torturas que había sufrido ese chico que en su último día en San Luis la había invitado a tomar un helado y luego la acompañó a su casa, para que no camine sola porque se estaba haciendo tarde. Mucho menos sabía que la buscaban en San Luis, después de haber tenido a sus hijos en hospitales públicos y anotarlos en el registro civil con su nombre.

“Nelson me lo transmitió a mí, de que ella no tuvo nada que ver con lo que le pasó. Ella no se enteró nunca que a él lo estaban torturando ni que a ella la estaban buscando por todo el país. Verdaderamente es una víctima más del sistema”, aclaró Ingrid.

En un fallo dividido del Superior Tribunal de Justicia en 2009 hizo lugar a la demanda por “daños y perjuicios” contra el Estado provincial, pero nunca se dijo quienes se los infringieron. Además, le otorgaron una indemnización de $349.369 pero sólo recibió $140 mil.

“El cálculo que hicieron fue tomar un salario como peón de ladrillero en negro, que es el oficio que le adjudicaron, y multiplicarlo por 12 años. Así que lo que recibió eran chauchas”, fundamentó.

En ese momento Madafs aseguró que a él ya no le importaba el dinero, su vida estaba arruinada, pero quería dejarle algo a su familia. Sin embargo, la indemnización no le alcanzó y recién el año pasado pudo obtener un rayo de dignidad.

“Se puso muy feliz cuando tuvo su casita. Una casa hermosa, yo la fui a ver. le había devuelto lo que no recuperó en toda su vida, que fue tener un techo propio, un lugar confortable y comida diaria”, contó la mujer. Y sumó: “Fue una luz en su camino que llegó tarde, desgraciadamente”.

La vivienda está en un terreno que le había dado la Municipalidad de la ciudad de San Luis y donde el gobierno de la provincia, a través de Desarrollo Humano, contribuyó con la construcción que se concretó en 2024.

Fue una gestión que Ingrid siguió muy de cerca luego de que en 2020 le presentara, al entonces senador, Claudio Poggi su libro recientemente publicado con la historia del hombre y las necesidades actuales que presentaba.

A pesar de mejorar sus condiciones de vida, la salud de Nelson no logró repuntar y este viernes 6 de junio falleció a los 53 años; consumido por las múltiples enfermedades consecuentes de la tortura: VIH, desnutrición, deficiencia inmunológica y, la más silenciosa pero letal, la injusticia.

“Lo vi hasta un mes antes de su muerte. Estaba mal, se lo veía siempre triste. Estaba destruido. Ya lo habían matado en vida. Él falleció hace tres días porque su corazoncito seguía latiendo. Pero ya no tenía casi deseos de nada”, cerró la biógrafa de Nelson Madafs a quien describió como un hombre con el alma rota, al igual que su cuerpo.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR