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Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria

Micaela Luján se subió al ring en el Casino de Buenos Aires el 14 de junio, en busca del título regional de la categoría Mosca, el pasaporte para soñar con el campeonato mundial en la mítica Las Vegas. La fecha no es un detalle menor: ese mismo día, el gran Jorge Luis Borges dejaba el plano terrenal. Borges, que nunca (injustamente) obtuvo el Nobel de Literatura, nos legó, sin embargo, palabras que trascienden cualquier medalla: "Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria."

Micaela Luján.
Actualizada: 19/06/2025 18:19
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 Especial

Micaela Luján se subió al ring en el Casino de Buenos Aires el 14 de junio, en busca del título regional de la categoría Mosca, el pasaporte para soñar con el campeonato mundial en la mítica Las Vegas. La fecha no es un detalle menor: ese mismo día, el gran Jorge Luis Borges dejaba el plano terrenal. Borges, que nunca (injustamente) obtuvo el Nobel de Literatura, nos legó, sin embargo, palabras que trascienden cualquier medalla: "Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria."

Y vaya si esta frase encaja en el corazón de lo que ocurrió.

La pelea fue cerrada, intensa. Las tarjetas (96-94 dos veces para Ayelén “La Piru” Granadino y un 95-95) dejaron un sabor amargo, controversia y un lógico principio de frustración. Pero allí donde otros ven el final, Micaela vio un punto de partida. Lo dijo con la entereza de quien convierte el tropiezo en motor:

“Me vine con un sabor amargo de mi última pelea en Buenos Aires, pero estoy tranquila, motivada a seguir por más, a seguir luchando por mi sueño, a levantarme de esta caída. Fue una pelea complicada, sobre todo mentalmente. Después del primer round, el árbitro me empezó a hablar y eso me sacó de eje. No pude concentrarme. A veces los deportistas pasamos por cosas que no contamos. Pero lo digo claro: el error fue mío, no de mi equipo. Un error te puede costar una pelea, y me pasó. Somos humanos. Y debemos aprender de ello.”

En las palabras de Micaela resuena el eco borgeano: no hay deshonra en la caída cuando se mantiene la fidelidad a los principios, cuando el coraje sigue de pie aún tras el golpe. Así como Borges supo que el Nobel no definiría su grandeza, Luján sabe que una noche difícil no define a una campeona.

“Uno debe agarrar todo lo negativo y convertirlo en motivación para seguir adelante y no renunciar a los sueños. Perseguir tus sueños no es fácil. Implica caerse, volverse a levantar, caerse y volverse a levantar. Y yo estoy dispuesta a hacerlo. Esta pelea no me define. Para muchos yo gané, y yo no me sentí perdedora. Pero asumo mi responsabilidad. Hoy decido dar vuelta la página y seguir. Porque el deporte, como la vida, es eso: te golpea, pero vos tenés que levantarte y seguir adelante.”

En el universo de Borges, como en el de Micaela, las verdaderas conquistas son las del espíritu: no ceder ante la adversidad, no traicionar lo que uno es, no renunciar al sueño. En cada paso de Micaela hay dignidad, la misma que convierte esta derrota en un acto de resistencia ética y en un compromiso renovado con lo que vendrá.

Porque, como dijo ella, “hay Mica para rato”.

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