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SAN LUIS

El hocico contra el vidrio: historias de perros que esperan en el refugio municipal

El predio de Zoonosis alberga a más de 40 canes, muchos con enfermedades, secuelas o edad avanzada que dificultan su adopción.

Por Astrid Moreno García Dione

Augusto inclina la cabecita y le mueve la cola a Soledad, la veterinaria del Refugio Municipal. Sin embargo, el primer gesto no es una gracia del perro sino la secuela de un gran golpe que recibió en la cabeza tras ser abandonado por su dueño y atropellado por un auto.

La historia de Augusto es una de las más frecuentes en el espacio de zoonosis de la Ciudad de San Luis donde albergan a más de 40 animales. Semanalmente los sanluiseños adoptan un promedio de 4 perros aunque no llegan a suplir los 7 que ingresan en el mismo periodo. El refugio es un predio verde grande, alejado de la zona urbana y con sectores diferenciados: uno con los caniles donde viven los perros, otros para aquellos que aún no están en condiciones de convivir con la manada y las oficinas y quirófanos donde cotidianamente realizan castraciones.

“La Pisa”-llamada así por las huellas que deja al caminar- es la anfitriona no oficial y la encargada de dar la bienvenida a los visitantes al refugio. Deja su puesto de vigilancia en la entrada, desde donde toma sol plácidamente, y con su chaleco rojo como uniforme, acorde a la época invernal, mueve la cola y renguea hasta identificar la mano del humano más próximo, un potencial adoptante o, al menos, un buen dador de caricias.

La Pisa con su patita renga es la anfitriona del refugio. (Foto Aldo Marchiaro)

Más allá, detrás de un portón de rejas, Estrellita choca su hocico roído con la valla y ladea su cabeza de un lado al otro. Al igual que Augusto, arrastra secuelas de su vida en la calle. Perdió un ojo, con el otro casi no ve y su cráneo está hundido. El abrigo azul se le cae un poco de los hombros, es una bóxer y lloriquea cuando escucha gente cerca de ella, pide que le hagan caricias.

Del casi medio centenar de canes que habitan el refugio, 15 tienen entre 7 meses y 4 años y ya están en condiciones de ser adoptados. El resto se divide entre aquellos que, por su avanzada edad, son residentes permanentes —reinsertarlos en un hogar es casi imposible— y los que padecen alguna enfermedad o problemas de conducta producto de maltratos, y cuentan con un entrenador especial para insertarlos en las manadas y volverlos aptos para sumarse a una familia.

“Algunos vienen con oficios judiciales por ser animales peligrosos; otros son abandonados en la vía pública y llegan desnutridos o con sarna. También muchos animalitos que llegan fueron atropellados, lastimados por sus dueños o atacados por otros perros y presentan heridas que van desde leves a severas”, contextualizó el director de Zoonosis municipal, Marcos Arce, mientras sostenía a una perra que mordisqueaba la correa.

Al ingresar, lo primero que hace el equipo es controlar el estado del animal, vacunarlo, desparasitarlo, castrarlo y, en los casos que lo requieran, iniciar un tratamiento específico con seguimiento.

Los nuevos habitantes del refugio son tres cachorritos que fueron abandonados en una caja en la puerta de la canera. Tenían el pelaje prácticamente consumido por sarna y tiña, una micosis común en los perros. Según estimó Marcos, en 20 días a un mes estarán aptos para ser dados en adopción.

Marcos Arce es el Director de Zoonosis de la Municipalidad de San Luis. (Foto Aldo Marchiaro)

A los más grandes, como es el caso de Estrellita y otros a los que ya se les asoman las canas en el hocico, el equipo municipal les pone nombres. Incluso, uno de ellos se llama Marcos, en honor al director de zoonosis. “Cariñosamente siempre le buscamos algún apodo para darle identidad”, respaldó.

“Los perros más viejitos, son los más crónicos, difícilmente los quiere una familia para adopción, tienen 8, 10 y hasta 15 años. Muchas veces tienen alguna patología de piel, ósea, algún problema neurológico, osteoarticular y que muchas veces el tratamiento requiere cuidado especial y no lo puede sostener una familia. Entonces, quedan bajo tutela nuestra”, explicó mientras Estrellita apoyaba la ñata contra el portón que separa los caniles del mundo exterior. Cuántos años tendrá: "muchos", apunta una de las cuidadoras.

Marcos la observa y refuerza el pedido de cuidado responsable de las mascotas, una iniciativa que desde la Municipalidad promueven a través de capacitaciones orientadas al bienestar animal. Además, explicó que reciben reclamos de vecinos por casos de abandono y maltrato, y que instan a los dueños a hacerse cargo. En situaciones más graves, se los intima mediante una denuncia en el Juzgado de Faltas.

Para quienes deseen adoptar, las puertas del refugio —ubicado en el Parque Industrial Norte, en las calles 105 y 1— están abiertas de lunes a viernes, de 8 a 13. También difunden publicaciones en las redes sociales del municipio con imágenes y datos de los animales que buscan una familia.

Bajo el sol invernal (Foto Aldo Marchiaro)

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