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Del altar a la muerte: la trágica historia de amor de Diego Jota, el jugador del Liverpool que murió en un accidente

Una decisión de último momento, un viaje que pudo evitarse y una familia que quedó rota. Diogo Jota, figura del Liverpool y la Selección de Portugal, falleció en un accidente en carretera tras evitar el avión por recomendación médica. Estaba recién casado y tenía tres hijos.

Se había casado hace 11 días, tenía tres hijos y le habían prohibido volar: la trágica muerte de Diogo Jota.
Actualizada: 03/07/2025 17:18
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Apenas habían pasado once días desde que Diogo Jota y Rute Cardoso, su compañera de toda la vida, sellaron su amor en una íntima pero emotiva ceremonia. Se conocían desde antes de que él brillara en el fútbol europeo, antes de que llegara a los estadios colmados, a los gritos de gol y a la camiseta de Portugal.

El casamiento de Diogo Jota fue hace 11 días.

Juntos habían formado una familia con tres hijos pequeños. A los 28 años, Jota parecía estar en el centro exacto de su plenitud: un presente sólido, un futuro prometedor, y el amor como refugio. La vida, sin embargo, tenía otros planes.

Un consejo médico, una elección y un destino trágico

Semanas atrás, Jota había sido intervenido quirúrgicamente por un problema en el oído medio. A causa de esa operación, los médicos le advirtieron que evitara viajar en avión durante un tiempo. Siguiendo esa indicación, decidió emprender un viaje terrestre hacia Inglaterra junto a su amigo y también futbolista, André Silva.

En la cancha con su familia.

La ruta, que parecía una solución segura, se convirtió en escenario del horror. El accidente ocurrió en la madrugada del 3 de julio, cuando el auto en el que ambos viajaban sufrió la rotura de un neumático mientras se adelantaba, eso hizo que saliera del camino y se prendiera fuego.

El impacto en el fútbol mundial

La noticia paralizó al mundo del deporte. Diogo Jota era uno de los referentes del Liverpool, donde jugaba desde 2020, y una pieza clave de la Selección de Portugal, con la que había disputado la última Eurocopa. Su estilo de juego, su entrega en la cancha y su humildad fuera de ella lo habían convertido en un jugador querido y respetado.

“Estamos devastados”, publicó el Liverpool en un comunicado oficial. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes y Mohamed Salah expresaron su dolor en redes. Pero más allá de los mensajes institucionales, hubo un tono general de incredulidad: nadie podía entender cómo alguien tan joven, tan vivo, tan amado, podía irse así, de golpe.

Rute y los hijos: el duelo imposible

De todas las imágenes que deja esta tragedia, la más desgarradora es la de Rute Cardoso. Con apenas unos días de casada, hoy debe atravesar un duelo que no tiene palabras. Ya no habrá promesas, ni planes, ni tardes de fútbol en familia.

La foto de recién casados.

Tampoco habrá respuestas. Solo el eco de lo que pudo ser. Tres hijos pequeños quedan sin su papá. Y una mujer sin su compañero de vida, el que eligió para caminar juntos hasta el final… sin imaginar que ese final llegaría tan pronto.

El posteo de su mujer
Horas antes de la tragedia, su mujer, Rute Cardoso había compartido un video con imágenes de la boda. Él le había escrito: "Un día que nunca vamos a olvidar".

La última jugada: una vida que se apaga en la curva equivocada

Hay historias que parecen escritas por el destino. Jota había elegido no subirse a un avión para cuidarse. Tomó una decisión responsable. Y sin embargo, fue esa elección la que lo condujo al accidente.

La tragedia duele porque es absurda. Porque nos recuerda lo frágil que puede ser todo. Porque un segundo cambia todo. Porque alguien que tenía todo por delante, ya no está. Diogo Jota no solo fue un futbolista talentoso. Fue un hombre que amó profundamente. Que eligió formar una familia. Que apostó por el amor. Que luchó contra lesiones, celebró goles y supo lo que era dejarlo todo por una camiseta.

Hoy su historia se detiene. Pero su legado continúa. En sus hijos. En Rute. En cada hincha que lo vio jugar. Y en ese amor que, aunque breve en el calendario, fue eterno en su intensidad.

 

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