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“LA LUZ MALA”

De las jineteadas en el campo donde distribuían cocaína a la cárcel: una historia de narcotráfico en Villa Mercedes

“El Gaucho” es líder de una banda narco que comercializaba drogas en la ciudad, y ahora enfrenta un delito que lo podría condenar a 20 años de prisión.

Diego Funes sí era un hombre conocido, pero en el ambiente de los caballos, de los encuentros criollos, y por eso muchas personas estuvieron en su casa. Tenía una tropilla que se llama “La Luz Mala de Funes” y al menos en los dos últimos aniversarios hizo jineteadas que convocaron a competidores de la región y gran cantidad de público.

En 2023 y 2024 tiró la casa por la ventana para celebrar el cumpleaños de su tropilla. Tenía más de 30 caballos, según consta en la investigación que ahora lo puso en la cárcel, y algunos de esos animales eran competidores en los eventos que hacía. "Lamento", "El Sapo", "El Puma" y "El León", se llaman sus equinos para la doma.

Diego Funes cuando fue indagado en el Juzgado Federal.

El 21 de mayo lo detuvieron bajo la sospecha de ser el líder de un clan familiar que comercializaba cocaína en Villa Mercedes, a gran escala. Está involucrado en el ingreso (semanal) de 6 kilos del estupefaciente a la provincia, y coordinar el negocio con otro de los procesados, Juan Carlos Insúa, un sindicalista que militaba en el kirchnerismo. La esposa de Funes, su hermano, su suegra y tres cuñados también están en la cárcel. También otros 4 más integrantes de la familia y hay por lo menos dos prófugos. La ganancia que habrían alcanzado (por lo menos los 6 meses en los que fueron investigados) son casi 2200 millones de pesos.

Solo por estas celebraciones su imagen aparece en las redes sociales entregando trofeos a los ganadores, vestido con bombacha y alpargatas. Es por eso que le dieron el apodo de “El gaucho”, aunque también le decían “Negro”.

Esta práctica deportiva era promocionada con videos donde se mostraba la inmensidad de su campo (Quinta las palmeras) que era de su propiedad. En el centro estaba el espacio para la doma y los palenques. También tenía un escenario donde se subían músicos, algunos muy importantes. Hay un video que publicita la jineteada que se realizó el 15 de septiembre de 2024. Las imágenes son tomadas desde un drone por eso ofrece una vista panorámica.

Al costado izquierdo el quincho y las piletas de la casa de Funes. El campo y la doma.

En cada jineteada había premios importantes. Las últimas fueron las más importantes que hizo. Según la categoría repartía hasta un millón de pesos. Cobraba una entrada simbólica ($1500) y también el ingreso de la conservadora ($1000). Todo lo organizaba alrededor de los quinchos y las dos piletas que tiene la casa, construida en ese lugar. Se instalaban todas las comodidades que una doma debía tener para disfrutarla a un gran nivel. Se distribuían gazebos para que el público tuviera la protección del sol, porque no tiene árboles.

Para la Justicia Federal, Funes tenía detrás de eso un negocio delictivo, que posiblemente la mayoría desconocía. Mostraba un alto poder adquisitivo, y cuando allanaron sus propiedades le secuestraron cuatro camionetas, tres eran de últimos modelos. En la quinta ubicada en calle Nelson 2904, extremo norte, había cinco motos sin usar y un cuatri.

Fue investigado durante 6 meses. Entre las conversaciones que figuran como evidencia, transmite que tenía un millón de pesos todos los días, por lo cual no había dificultad económica si quería pagar la cuota de un vehículo mensualmente. También surge que la quinta fue descripta en algunas oportunidades como “el campo de merca” por la función que realmente tenía.

Ahí fue, según la acusación que hay en su contra, un lugar estratégico para la organización, porque es donde se distribuía la droga cuando Insúa llegaba a Villa Mercedes para entregarla. Era el sitio hasta donde iban los revendedores de Funes que tenían sus kioscos en los barrios Eva Perón I y II.

El predio estaba a cargo de la suegra, Rosana Oga. Allí “se ejecutó la guarda y fraccionamiento del material narcótico”, sostiene el Ministerio Público Fiscal.

Sus tierras casi eran vecinas del campo que alquiló Insúa, como normalizador de un sindicato en Villa Mercedes. Ambos lugares eran usados de manera operativa.

Cuando Funes pidió la excarcelación justificó que le ingresaban, por las jineteadas que organizaba, 8 millones de pesos al mes, y que además era comisionista de hacienda. También argumentaron sus abogados que la esposa de él, Katherina Villega, se dedicaba a alquilar la quinta para eventos (no ha trascendido que exista prueba de eso) y también cobra la Asignación Universal por Hijo.

A "El Gaucho" se le imputa un hecho “de extrema gravedad, como es ser el jefe de una organización criminal, dedicada a la comercialización de estupefacientes en gran escala”, y por eso el beneficio que había pedido (para estar en su casa) fue denegado por el fiscal Danilo Miocevic.

El campo donde hacía las jineteadas, y el lugar señalado por la Justicia Federal como el centro de distribución de la cocaína.

El 13 de junio de 2025 salió el procesamiento para Funes y otras 18 personas, integrantes de las dos organizaciones: la de Insúa y la de “El Gaucho”.

Junto a Insúa y Ramayo, los tres fueron imputados como organizadores y jefes de sus estructuras criminales propias y se ordenó la prisión preventiva por los delitos de tráfico ilícito de estupefacientes en la modalidad de comercialización, y agravada por haber intervenido en los hechos tres o más personas organizadas para cometerlos. Podría tener una pena de 20 años la conducta que desplegaron.

Es Funes, para los investigadores, el cabecilla de un grupo estructurado y coordinado por el mismo para insertar la cocina “a gran escala” en esta ciudad. Sostienen que lleva adelante el negocio hace cuatro años, y que en este tiempo no se le encontró “ninguna actividad lícita” que haya realizado para ganar plata.

En su equipo le dio un papel importante a las mujeres: hay tres que fueron fundamentales en la logística de la distribución y recolección del dinero. En la segunda línea estaba su pareja, quien tenía el control y la administración del dinero.

Oga, madre de Katy, administraba la quinta que habría sido el centro neurálgico de distribución de estupefacientes. La otra es la cuñadaRomina Villega, hermana de “Katy” que se dedicó a bajarle el narcótico a la tercera línea donde estaban los revendedores. Monitoreó el caudal de venta, y disponía de cuando debía frenarse y reactivarse la comercialización.

Una de las últimas jineteadas que organizó Diego Funes en su campo.

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