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VILLA MERCEDES

El hombre que hallaron en la casa en Villa Mercedes murió por causas naturales; vivía solo y no poseía familia

José Nogueira tenía 65 años. La forense no hizo autopsia porque en una revisión exterior determinó que se trató de una muerte súbita. Hace un tiempo fue atendido en un centro médico, porque se descompensó a causa de su total estado de abandono. Falleció hace varios días.

Ocurrió este sábado en la zona oeste de la ciudad.
Actualizada: 19/10/2025 15:22
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José Nogueira se llamaba. Hacía tiempo que nadie lo veía en la zona donde vivía, en el oeste de Villa Mercedes, en cercanías del barrio que justamente denominan Altos del Oeste. Tampoco nadie se acercaría hasta su domicilio a preguntar por él. No tenía familia. Estaba solo y, tal vez, así se sentía. Parecía que nadie se interesaba en él. Ni siquiera él se interesaba en sí mismo. Así fue hasta ayer (sábado). Hacía unos días que un nauseabundo olor se percibía al pasar frente a su vivienda. No se iba, al contrario. Con el correr del tiempo se intensificaba. La tarde del sábado el hedor fue tan potente que llevó a una vecina a llamar al 911. Esa mujer pareció ser la única que notó la ausencia del hombre. Le dijo a la Policía sobre el intenso tufo que provenía de la casa de junto. También comentó que hacía tiempo no veía a la persona que ahí residía.

Los efectivos de la Subcomisaría 24° no tuvieron inconveniente en entrar a la vivienda. La puerta principal estaba abierta. Cuanto más se arrimaban al lugar, mayor era la pestilencia. Dentro el ambiente era intoxicante. En el dormitorio de la casa, sobre la cama, boca arriba, estaba el cuerpo sin vida de su morador de 65 años. Lo identificaron como José Nogueira.

Hasta el lunes su cadáver permanecerá en la morgue judicial del policlínico regional “Juan Domingo Perón”. El personal del Departamento de Homicidios trabajó el fin de semana para localizar a algún pariente. Pero no hallaron. Lo único que lograron ubicar fue a un amigo, que vive en Justo Daract. El hombre les dijo que se encargará de recibir el cuerpo, pero recién mañana (lunes) podrá viajar a Villa Mercedes. Antes le resulta imposible, porque la salud también lo aqueja.

Nogueira vivía en Sallorenzo al 1500, comunicaron los portavoces de Relaciones Policiales. Los uniformados descubrieron su cadáver alrededor de las 15:30, tras el llamado al Centro de Operaciones que hizo la vecina de 33 años. No solo la puerta del frente estaba abierta, sino que la trasera, donde está el patio, tampoco estaba asegurada.

A simple vista, los policías no detectaron en el cuerpo ningún signo de violencia, que dé cuenta de que fue atacado. Menos advirtieron algo fuera de lugar en el interior de la vivienda. Excepto su estado de abandono, el mismo que presentaba su dueño.

Los agentes le informaron a la fiscal adjunta de turno, Laura Parisi, sobre el hallazgo. La representante de la Fiscalía de Instrucción 4 de Villa Mercedes ordenó, entonces, el inmediato traslado del cadáver a la morgue. Allí lo revisó la forense Alba Pereyra.

No tomó mucho tiempo el examen. La médica le echó un vistazo. Tal cual como habían advertido los uniformados, constató que el hombre no presentaba signos de violencia. Estableció que la causa del deceso fue “indeterminada, no violenta”. Así lo plasmó Pereyra en el acta de defunción. Esa conclusión significa que la muerte fue natural.

Con esas observaciones, la forense no vio necesario la realización de una autopsia. Por eso tampoco dio una estimación de la muerte. Pero el avanzado estado de descomposición hace suponer que falleció hace varios días, reveló una fuente. La especialista le informó el resultado a la fiscal adjunta.

Por lo tanto, solo restaba entregar el cuerpo a algún familiar o persona que se hiciera cargo de él. Pero en las averiguaciones, los policías descubrieron que Nogueira no tenía parientes. Estaba solo. Cuando ahondaron todavía más, se enteraron de que “tiempo atrás” fue atendido en un centro médico. Estaba en total “estado de abandono personal”. Cuando se recuperó le dieron el alta y pudo regresar a su casa, para continuar allí con su soledad.

Nadie, al parecer, se preocupó por él hasta el sábado. La advertencia la dio la naturaleza. Si nadie hubiera percibido ese pestilente olor, que casi quemaba las fosas nasales y emanaba desde el interior de su vivienda, quizás nadie hubiera descubierto que había dejado de existir. José Nogueira era.

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