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Historias de San Luis: fantasmas

Dicen que no existen los fantasmas, pero que los hay, los hay.

por Nino Romero

elchorrillero.com

Actualizada: 25/10/2025 22:13

También los llaman energías, aparecidos, almas en pena o errantes.

Hay muchos relatos. Y varios sucedidos en diferentes medios de comunicación como radios, canales de televisión o diarios.

Recordaremos ahora los testimonios creíbles de dos colegas, que eran los responsables de un escuchado programa nocturno en Radio Digital, que funciona frente a la plaza Armada Argentina en el Barrio Cantisani, sobre la calle Caseros.

Cerca de la medianoche sonó el portero eléctrico. Se levantó el locutor para atender, observa por la mirilla, franquea el acceso de la puerta del enrejado que protege el perímetro del domicilio, y abre la puerta de la radio.

Allí el locutor y el operador reciben en el hall de entrada a un hombre correctamente vestido, que necesitaba viajar a Mendoza urgente por la muerte de un familiar, y carecía de dinero para comprar un pasaje.

Los hombres de la radio lo atienden, lo hacen pasar, y le piden que espere en la recepción.

Los trabajadores de la emisora comenzaron de inmediato la difusión del pedido.

Muy cerca hay una estación de servicio sobre la ruta, conocida como “la Estrella”.

De inmediato sonó el teléfono de la emisora. El problema estaba solucionado: un camionero esperaba al hombre en la estación de servicio en forma inmediata.

Hay 3 cuadras de distancia hasta ese lugar.

El operador salió de la cabina, el locutor del estudio, y le fueron a contar al desconocido la buena noticia, pero no estaba adónde había quedado esperando.

No había nadie en la recepción. El hombre no estaba.

Por las dudas se dirigieron al baño. Nadie.

El edificio estaba total y herméticamente cerrado. Era y es un lugar muy seguro.

En la entrada había una reja metálica con una puerta y un portero eléctrico para llamar.

Luego venía la puerta de ingreso a la emisora, que estaba con llave.

Ambos lugares fueron abiertos por los colegas para que la persona ingresara y se sentara en una de las sillas de la recepción.

La puerta de la radio quedó con llave y la misma en poder del operador. La ventana de la recepción tenía rejas soldadas y amuradas en la pared.

Por la banderola del baño salir era imposible.

La cocina daba al patio, pero la puerta estaba cerrada con llave. Y la ventana de la cocina clausurada por gruesos barrotes.

Nunca se dejaba nada abierto.

Pero el hombre que hacía tres minutos había pedido ayuda, no estaba por ningún lado.

El locutor y el operador abrieron la puerta de calle, también la reja exterior, salieron a mirar y no se veía a nadie.

Ingresaron nuevamente a la radio, por las dudas. Nadie.

Entonces uno de ellos decidió ir a la estación de servicio.

Y allí solo estaba esperando el camionero que llamó a la radio para ser solidario.

Han pasado muchos años, y la pregunta sigue sin respuesta.

¿Cómo hizo esta persona para salir de la radio si todo estaba con llave?

Las puertas quedaron intactas, no fueron violentadas.

Lo que sí quedó en el cenicero de la sala de espera fue el pucho y las cenizas de un cigarrillo que había fumado el misterioso visitante.

También radio Dimensión tiene sus historias. Viejas y actuales. Las contamos en la próxima.

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