Nadie sabe dónde está Rubilar; tampoco las otras 8 personas que se perdieron antes
El joven con capacidades diferentes sigue siendo buscado en los campos hacia el sur de Villa Mercedes, donde los investigadores hallaron los últimos rastros. No hay pistas certeras. Gendarmería hizo pericias en un terreno pero los resultados fueron negativos. Cada día es como empezar de cero.
El caso es el último denunciado y generó una gran sensibilidad entre los villamercedinos.
Juan Carlos Rubilar es un chico con retraso madurativo y con problemas para caminar. Su familia sigue cada día con desesperación porque “Pupi” le tiene miedo a la oscuridad, a las alturas y a los bichos. Por eso piensan que muchos días caminando en medio de un calor agobiante, sin comida y sin agua, no podría haber resistido.
Desde que el sábado 3 de febrero Juan Carlos ya no volvió a su casa, sus parientes solo pueden imaginar y llenarse de interrogantes: qué fue lo que pasó, hacía dónde caminó o quién lo tiene. Quieren saber si se pudo alimentar, si alguien lo golpeó. Quieren encontrarlo con vida y no saben qué más hacer.
Se siguen movilizando y pidiéndole a la Policía que no detenga la búsqueda. Fueron hasta el intendente Mario Merlo y también le solicitaron ayuda. Ya transcurrieron 24 días sin noticias.
Este miércoles a las 12 habrá una nueva marcha; la concentración será en la Plaza San Martín.
Sin embargo, el interventor de la Unidad Regional II, Víctor Videla le contó a elchorrillero.com que los rastrillajes no se detienen y la semana pasada que se extendieron "un poco más" al sur de Las Isletas, la zona donde encontraron posiblemente la última huella del joven. "No descartamos nada, vamos a agotar todas las posibilidades", remarcó el comisario.
También buscaron en lagunas aledañas a los campos y este lunes la Policía orientó las pesquisas hacia Quines y en los puestos limítrofes. Además, el Gobierno dispuso de una recompensa de $250 mil para quienes aporten datos concretos sobre el paradero.
Las últimas imágenes de “Pupi” feliz fueron en La Pedrera donde disfrutó y acompañó el pasaje de su comparsa favorita. Después, dos cámaras de seguridad lo captaron cuando al parecer intentaba encontrar el camino de regreso a casa. El análisis de eso le permitió sospechar a la Policía que el joven se pudo haber desorientado a la hora de volver.
No hay explicaciones. A Rubilar parece habérselo tragado la tierra, y su caso solo suma desconcierto entre los investigadores. Pero también mucha preocupación y asombro en la opinión pública principalmente porque es la segunda persona con capacidades disminuidas que se pierde en la provincia, aunque en situaciones diversas.
Siete meses atrás, Lucas Bolotti desapareció de la puerta de una casa en la localidad de Papagayos. Estaba junto a su madre en una estancia donde la familia construía su vivienda. Para su hallazgo se usaron todos los medios, inclusive Gendarmería se involucró, pero no hubo suerte. No hay ni un solo rastro de su destino.
San Luis tiene una lista de paraderos cuyas búsquedas, en algunos casos, quedaron abandonadas y cerradas. Todas están judicializadas, pero se desconocen hasta el momento qué hace la Justicia para encontrar a esas personas.
El 8 de enero de este año, Domingo Ceballos de 79 años se perdió en la Villa de Merlo. La última vez que lo vieron fue en la plaza Sobremonte conversando con un empleado municipal. Después, todo es una intriga. La investigación trabaja en una pista que llevó a la Policía hasta la provincia de Córdoba.
Lo que sí se sabe es que en los días previos había cobrado un premio de $20.000.
En coincidencia, hay otros dos abuelos perdidos en la provincia, puntualmente en la ciudad capital: Matías Dávila de 76 años y Sergio Ojeda de 78 años.
La desaparición de los dos hombres ocurrió en mayo de 2017, con seis días de diferencia, y en jurisdicción de la Comisaría 2ª.
Este medio insistió indagar en varias ocasiones al juez Sebastián Cadelago Filippi, porque dos de cuatro causas las tiene en sus manos. Hasta ahora no fue posible tener su respuesta.
¿Dónde están?
Javier Balbo (Abril/2014)
A Javier Balbo lo vieron por última vez el 5 de abril de 2014. La desaparición fue denunciada por su padre quien pese a tiempo que lleva sin noticias de su hijo, no baja los brazos y sigue recorriendo los pasillos de Tribunales.
Abel Ortiz (Septiembre/2014)
El 16 de septiembre de 2015, se perdieron para siempre los rastros de Abel Ortiz en la ciudad de Villa Mercedes. La causa tuvo detenidos, entre ellos la expareja de Ortiz, pero la Cámara penal 1 de esa ciudad terminó liberando a las únicas dos sospechosas en mayo del año pasado.
Actualmente no hay culpables de lo que creen pudo haber sido un “homicidio”, y tampoco datos concretos que permitan saber qué pasó realmente con él. Su familia no tiene donde llorarlo.
Patricio Rubén Díaz (Septiembre/2015)
La noche del 16 de septiembre de 2015, Díaz se fue de su casa, en el barrio 132 Viviendas. Salió con la ropa que tenía puesta; sin sus medicaciones, ni dinero ni celular. Su madre nunca volvió a verlo. Padecía esquizofrenia y en ese momento tenía 33 años.
La familia denunció en los medios la “inacción de la Justicia”. El tiempo pasa y ellos siguen esperando.
Sebastián Gil (Octubre/2016)
El 8 de octubre de 2016 salió de su casa, en el barrio 500 Viviendas sur y nunca más supieron de él. La causa también cayó en manos en Cadelago Filippi.
Gil se fue antes de cumplir 34 años. Se despidió de sus hijos, según su mujer, y nadie sabe dónde fue. Pese a los rastrillajes que se hicieron, inclusive en el lago Potrero de los Funes, nunca dieron con alguna pista.