X

Mundial del ´66: la expulsión de Rattín inició una rivalidad atípica

Por Héctor Suárez para el www.elchorrillero.com

El árbitro alemán Rudolf Krentlein expulsa a Rattin. Lo rodean González, Perfumo y Ermindo Onega.
Actualizada: 30/03/2018 19:12
PUBLICIDAD

Un hecho que ocurrió el 23 de julio de 1966 trastocó para siempre la relación entre dos equipos y  colocó la piedra fundacional de una enemistad que será eterna.

La relación deportiva entre Argentina e Inglaterra fue hasta 1966 muy cordial. Incluso hubo amistosos y un cruce en el Mundial de Chile 1962, donde los europeos vencieron 3 a 1.

Todo cambió ese día  en un partido de cuartos de final del Mundial, y en Wembley, cuando el árbitro alemán Rudolf Kreitlein decidió expulsar a Antonio Ubaldo Rattín. Los ingleses finalmente se quedarían con la victoria por 1 a 0 y el pase a semifinales.

Hoy a los 81 años, Antonio Ubaldo Rattín, el mítico y rudo central que fue el gran protagonista de esta historia recuerda: "Yo veía que este señor alemán cobraba todo a favor de Inglaterra. Bah, señor no. Retiro lo dicho. Este guacho les daba todo a ellos: corners, foules. Todo para los locales. Le muestro el brazalete de capitán y le pido un intérprete para que explique. Recuerdo que a los 35 minutos del primer tiempo Roma saca una pelota del arco y la entrega a Marzolini. Le insisto al juez para que entre un intérprete y me expulsa".

El árbitro Krentlein ya decidió y Ermindo Onega, Artime y Rattín piden explicaciones.

"No lo podía creer. Me quedé parado en el medio del campo y mis compañeros me rodearon para que no me echen. Pero entonces entró el vicepresidente de la FIFA y varios dirigentes más. Y no tuve otra que irme al vestuario".

El "Rata" rememora que "la expulsión fue injusta y con bronca voy y me siento en la alfombra roja del palco de la reina. Ella no estaba en el estadio, pero igual me senté unos minutos. Luego me levanté y me fui para el vestuario que estaba atrás del arco. No había túnel. Caminaba y veía que los hinchas me tiraban chocolate aireado. Yo abría el envoltorio, masticaba un poco y se los devolvía. Entonces llegué a la esquina del campo y veo que en los postes de los corners flameaba una banderita británica. Y la retorcí  con la mano, miré a los hinchas y les dije: "Ingleses hijos de…". Pensé que se habían acabado los chocolates porque comenzaron a tirarme latas de cerveza cerradas. Salí corriendo para evitar que una lata me pegara en la cabeza".

El resto del partido lo siguió por una ventanita del vestuario. "En ningún momento se notó el hombre de menos que teníamos. Incluso el gol de ellos, a 10 minutos del final, fue un centro al primer palo en el que Hurst la pifió con la cabeza y eso descolocó a Roma".

Hurst peina la pelota y descoloca a Roma. Argentina jugaba con diez por expulsión de Rattín. Fue el uno a cero final para los ingleses.

A 52 años de aquel hecho, Rattín tiene un sueño: "Me gustaría que me lleven allá de nuevo. Bajo del avión, voy a conocer el nuevo Wembley, charlo con Bobby Charlton, voy a ver a la reina, que todavía vive, y me vuelvo".

El equipo argentino había llegado al Mundial del 66 con un gran plantel. "La mejor selección que integré", según recuerda. Formaba con Roma; Ferreiro, Perfumo, Albretch y Marzolini; Solari, Rattín y Gonzalito; Ermindo Onega, Artime y Más. El técnico fue Juan Carlos Lorenzo.

El nacimiento de las tarjetas amarilla y roja

La expulsión de Rattín marcó un antes y un después para el arbitraje. Hasta el Mundial ´66, cuando un árbitro echaba a un futbolista del campo de juego, sólo podía hacerlo con gestos. Como consecuencia de la confusión que generó la situación entre el juez germano Kreitlein y Rattín, la FIFA consideró incorporar un elemento que evidencie cuándo un jugador era expulsado. En el Mundial del ´70, cuatro años después debutaron las tarjetas amarilla y roja.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR