Abandonados; así están los jardines de Villa Mercedes y La Punta que el Gobierno provincial no quiere abrir
Este jueves comenzaron las clases en San Luis y los edificios están muy lejos de llenarse de alumnos. Son tres edificaciones que permanecen cerradas con candados y expuestas al deterioro porque el Gobierno de Alberto Rodríguez Saá no las integra al sistema.
Como las otras dos construcciones que mostró días atrás elchorrillero.com (ubicadas en Juana Koslay y la capital sanluiseña), las escuelas de Nivel Inicial que la gestión de Mauricio Macri realizó en la ciudad de la Calle Angosta y en La Punta, tampoco fueron puestas en funcionamiento.
Las imágenes hablan por sí solas. Un relevamiento de El Chorrillero comprobó que las cinco edificaciones permanecen en un abandono total. Desde cualquier ángulo es eso lo que se percibe e indigna. Principalmente a las familias vecinas que tenían las esperanzas de que sus hijos estrenaran la escuela el último día de febrero. Sin embargo siguen esperando que alguna autoridad comunique la apertura de inscripciones.
Pero por el estado en el que se encuentran los edificios, parece difícil que en el corto plazo las clases se inicien allí.
Este medio confirmó que los jardines que se hicieron en Villa Mercedes, barrio 2390 (o Nueva Generación) y La Ribera, están como el último día que las empresas los entregaron. Tienen los muebles y los juegos, pero faltan los chicos.
Está ubicado en zonas clave de esa ciudad. En el caso de la Ribera además de alejado del centro, es uno de los complejos habitacionales más grande la provincia. Se estima que viven alrededor de 14 mil personas.
Desde que fueron traspasados al Gobierno de Alberto Rodríguez Saá, nadie más los visitó. Y eso se nota porque están sucios y rodeados de malezas que tapan los ingresos en todos sus rincones.
La misma situación ocurre en La Punta. En la ciudad donde sobresale la réplica del Cabildo, el jardín espera del mismo modo en el 900 Viviendas.
Las cinco construcciones tienen idéntico diseño, lo que cambia es la capacidad para albergar estudiantes.
Los otros dos abandonados están en San Luis (barrio Mirador del Portezuelo) y en Juana Koslay (barrio 274 Viviendas).
Las instalaciones fueron entregadas con todo el mobiliario adaptado a las dimensiones de los alumnos. Y cualquiera que se acerque a los edificios puedo confirmarlo.
Están equipadas con bibliotecas móviles y fijas, bancos, sillas, pizarrones, calefacción, seguridad, refrigeración, internet y teléfono.
En diciembre de 2018 estaba todo listo para que comenzaran a funcionar el primer día de clases.
La inversión fue de más de $100 millones, y las obras formaron parte del Plan “Tres Mil Jardines”. Los terrenos fueron dispuestos por el Gobierno provincial y la Nación se encargó del 100% de la construcción.
En declaraciones que este medio publicó el pasado 21 de enero, el jefe de gabinete del ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, Manuel Vidal confirmó que los cinco edificios estaban listos “para comenzar el ciclo lectivo 2019”. Y destacó que “dependía” de la Provincia inaugurarlos y abrir las puertas.
Inclusive dejó en claro que ya habían sido “transferidos por el Gobierno Nacional”.
A partir de una nueva consulta a la cartera nacional, el área de prensa volvió a ratificar la información. “Los jardines fueron traspasados a San Luis para su administración. Ahora la Provincia es la responsable legal”, informaron el viernes 22 de febrero.
Pero la gestión de Rodríguez Saá no explica qué es lo que pasó y qué ocurrirá finalmente. Recién esta semana la jefe del Subprograma de Nivel Inicial, Liliana Calcagni dijo que las obras “estaban en proceso de recepción”, para contradecir de ese modo al organismo nacional.
También dijo que “había cuestiones que resolver”.
En concreto, la realidad es cruel, porque los edificios tienen un diseño exclusivo acomodado a los pequeños estudiantes y no pueden ser disfrutados.