San Luis y el coronavirus: el diablo no sabe por viejo
Por Carlos Mazzola*
Columna publicada hoy en Perfil
La pandemia sacó a la luz las deficiencias de la provincia, pese a que en un principio se tomaron medidas extremas.
Alberto Rodríguez Saa es uno de los políticos con mayor permanencia en el poder desde la recuperación de la democracia. La pandemia como un agudo cristal refleja y pone en evidencia la política y la gestión del gobernador.
Escenario que ayuda a desmitificar, en lo político, el mito de que la permanencia en el poder torna experto a los mismos y en la gestión la dificultad de descentralizar lo que convendría que perteneciera al plano operativo. Apenas comienza la cuarentena el Gobernador crea el comité de crisis con sus funcionarios y apuesta a blindar la provincia, cerrando los caminos fronterizos con la policía o con taludes de tierra.
La fantasía de constituir a San Luis en un país aparte era por fin realidad. El control de los casos entusiasmaba al funcionario puntano, pero la ilusión era tan endeble que el pánico y el manejo frente al supuesto primer caso nativo, bastó, para no solo poner los pies en la tierra, sino que se tomo nota que el coronavirus traía la factura de los casi cuarenta años en el poder por las tareas no realizadas.
El caso mostró que la provincia no tenía recursos para realizar la trazabilidad de una persona, con lo que sin pudor, se apeló a las redes sociales para que la comunidad colaborara con esa acción, a la par que el discurso oficial apunta a señalar que la responsabilidad sanitaria es de la gente. Bastó un soplido para derribar el castillo de naipes.
Desde entonces, los casos se suman, el gobernador se recluye en las sierras y solo confía en el comité de crisis. La conformación de este cuerpo refleja el criterio de la designación de todos los funcionarios del Estado: jóvenes profesionales.
El decano de los gobernadores, uno de los más veterano lideres políticos del país, considera que el gobierno no necesita de funcionarios con curriculum político.
Por otra parte, frente a la inevitable tensión, en la gestión, entre centralización-descentralización es claro que hay que centralizar las directrices políticas y descentralizar la toma de decisión frente a lo operativo. Cuando esto no sucede, y los expertos en sus áreas son puestos a conducir problemas políticos, se pierden, al igual que se extravía quién ejerce el poder de modo casi ilimitado durante décadas.
En las fronteras de San Luis con Córdoba, Mendoza y La Pampa productores agropecuarios y camioneros dijeron "Basta" a la "República" de San Luis y aquí nuevamente se evidenció la ausencia de funcionarios con capacidad de diálogo y acuerdo, se tuvo que apelar al la mediación del Ministerio del Interior para destrabar el conflicto.
El dicho popular “el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo”, San Luis lo desmiente ya que los años no siempre dan sabiduría.
*Profesor de Sociología Docente UNSL- UNVIME.