Bolivia decide su futuro en medio de incertidumbre y temores de más convulsión social
Los bolivianos empezaban a votar este domingo en un escenario de profundo antagonismo entre la izquierda y la derecha, que se disputan el gobierno de un país agobiado por la pobreza y los temores de convulsión social.
Por Daniel Ramos (*)
Los bolivianos empezaban a votar este domingo en un escenario de profundo antagonismo entre la izquierda y la derecha, que se disputan el gobierno de un país agobiado por la pobreza y los temores de convulsión social.
El izquierdista Luis Arce, aliado del líder indigenista Evo Morales, llega con una estrecha ventaja en los sondeos sobre Carlos Mesa, un expresidente vinculado a la derecha boliviana que en los últimos años se inclinó hacia el centro político para ganar más respaldo.
Los analistas pronostican una “gobernabilidad frágil” en los siguientes cinco años, ya que ni el Movimiento al Socialismo (MAS) ni la centrista Comunidad Ciudadana (CC) lograrían una mayoría absoluta, por lo que el futuro presidente gobernaría sin controlar el Parlamento.
“Las elecciones del 18 de octubre serían los comicios más importantes desde el retorno a la democracia (1982), porque o sigue el partido del expresidente Morales o comienza un proceso de desmantelamiento del poder masista”, señaló el analista Carlos Valverde.
La votación de este domingo es una repetición de las elecciones de octubre de 2019, anuladas por un supuesto fraude atribuido al expresidente Evo Morales, quien entonces buscaba extender su mandato hasta 2025.
Ese hecho detonó violentas protestas que terminaron con la renuncia del líder de izquierda, asilado hoy en Argentina. La discordia latente y la fragmentación social de Bolivia se ha reflejado en las encuestas, que vaticinan una segunda vuelta electoral.
Las líneas discursivas de ambos candidatos avivaron la incertidumbre, según el analista Carlos Börth. Con la experiencia de 2019, muchos bolivianos optaron por tomar previsiones y abastecerse de alimentos para resistir un eventual escenario de protestas en las ciudades y bloqueos en las carreteras.
En días recientes, los mercados de las principales ciudades del país se vieron abarrotados por miles de personas y se registraron largas filas de vehículos en busca de combustibles.
“Hay mucha preocupación por un posible estallido de violencia después de las elecciones”, señaló el embajador de la Unión Europea en Bolivia, Michael Dóczy.
En ese escenario, el tribunal electoral, los partidos políticos, la Iglesia y diferentes organismos internacionales llamaron a garantizar la paz y unas elecciones limpias y a respetar los resultados.
“Yo votaré por el único partido que garantiza estabilidad con la participación de todos los sectores sociales del país, el MAS. Mi voto se fortaleció por los continuos errores que cometió la administración de derecha en estos últimos 11 meses, dejando al país casi en la ruina y con más odio y racismo”, dijo Vladimir Coaquira, un vendedor ambulante de La Paz de 55 años.
El gobierno de la presidenta transitoria, Jeanine Añez, movilizó a policías y militares con la finalidad de evitar hechos irregulares durante la jornada y dijo que cuenta con un plan de contingencia ante eventuales disturbios después de las elecciones.
“Mesa es la única alternativa de un verdadero cambio, mi esperanza está con él. Una vez voté por el MAS a fin de que termine los bloqueos y marchas, y el remedio fue duro. En estos 14 años de vacas gordas lo único que hicieron fue desperdiciar todo el dinero que tenían”, dijo Marcelino Sánchez, un microempresario de La Paz de 47 años.
Las urnas permanecerán abiertas hasta las 17.00, hora local (2100 GMT), y se esperan los primeros resultados del recuento provisorio tres horas después.
(*) Reuters