Tras el ataque de seguidores de Donald Trump, se reanudó la sesión para convalidar el triunfo del presidente electo Joe Biden
En medio de extrema tensión y después de los disturbios de la tarde en el Parlamento, el Congreso de los Estados Unidos reanudó este miércoles a la noche la sesión en la que se convalidará el triunfo de Joe Biden ante Donald Trump en las elecciones presidenciales del país.
El vicepresidente Mike Pence volvió a distanciarse del mandatario saliente. "La violencia nunca gana, la libertad gana", dijo tras la reanudación de la cita, que será clave para definir el futuro político de los Estados Unidos.
Es que decenas de representantes y 13 senadores republicanos tenían previsto objetar los votos electorales de algunos estados ganados por Biden. Sin embargo, tras los incidentes, varios de ellos cambiaron de postura y anunciaron que no apoyan las objeciones. Entre ellos se encuentra la legisladora que apenas unas horas antes había perdido un balotaje clave en Georgia, Kelly Loeffler.
La primera objeción que se planteó en la sesión conjunta fue la de Arizona. Cada cámara la trató de manera separada. Recibió un fuerte rechazo en el Senado: 93 votos negativos y apenas 6 positivos. Minutos más tarde, la Cámara de Representantes también se inclinó en contra de esa objeción, por 303 a 121.
La jornada continúa con el debate conjunto de los representantes y senados en torno a la validación del conteo de electores de Biden y Trump.
El senador Josh Hawley tiene previsto sostener su objeción a los electores de Pennsylvania, lo que extendería la duración de la sesión hasta entrada la madrugada.
En el reinicio de la sesión en el Senado hubo fuertes cuestionamientos del vicepresidente Pence a los manifestantes: "Aquellos que han causado estragos hoy en el Capitolio no han ganado. La violencia nunca gana. La libertad gana".
El vicepresidente volvió al Congreso para presidir la sesión de ratificación de los resultados de las elecciones, horas después de haber desafiado a Trump, que le pedía arrogarse un poder que no le otorga la Constitución e impedir que se certificara lo votado por millones de estadounidenses en estados clave, ya confirmado por el Colegio Electoral.
Pence aclaró que la Constitución no le permitía hacer eso, y poco después los seguidores del presidente se dirigieron luego al Capitolio y entraron por la fuerza en el edificio.
Una mujer murió tras recibir un disparo dentro del edificio. Debido a la tensión, se declaró toque de queda en Washington.
Tanto el líder de la mayoría republicana como el de la minoría demócrata condenaron los incidentes y las agresiones de los activistas.
"El Senado no será intimidado, no nos sacarán de esta cámara matones, mafiosos o amenazas, no nos arrodillaremos ante la intimidación", sostuvo Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta.
McConnell aseguró que los senadores continuarán, "siguiendo las leyes y la Constitución", la cita en la que se certificará el resultado de los comicios en los que Joe Biden le ganó a Donald Trump a comienzos de noviembre.
"Hemos cumplido con esta misión durante más de dos siglos, hasta cuando nuestra nación ha estado en guerra (…) el reloj de nuestra democracia siempre ha seguido", concluyó.
Por su parte, el demócrata Chuck Schumer lamentó "un día infame" y remarcó que Trump, con sus incesantes acusaciones de fraude en las elecciones, fue responsable de los incidentes.
"El 6 de enero de 2021 será recordado como un día infame", expresó Schumer. Además, calificó la jornada como el "último, terrible e indeleble acto del 46º presidentes de los Estados Unidos".
Schumer subrayó que los hechos no fueron azarosos, sino que fueron "instigados y motivados por las teorías conspirativas del presidente Trump".
"Este presidente tiene gran parte de la culpa", continuó Schumer, "los eventos de hoy no habrían pasado sin él".