90 días de dolor, tristeza, incógnitas y la misma pregunta: ¿dónde está Guadalupe?
Nadie sabe qué pasó con la niña de cinco años que fue vista por última vez en el Barrio 544 Viviendas. La familia reclama a gritos una respuesta de las autoridades provinciales y que la búsqueda no cese.
Más de 2100 horas pasaron desde que se llevaron a Guadalupe Belén Lucero, pero para su familia cada una de ellas fue una eternidad. Este domingo se cumplen 90 días del momento en que, sin saberlo, la vieron por última vez. Era un lunes de festejo que se convirtió en una pesadilla que parece no tener fin.
La investigación para dar con ella se encuentra en manos del juez de Instrucción en lo Penal, Ariel Parrillis. Si bien, no existen dudas de que la pequeña de cinco años no se fue por sus propios medios, la causa permanece caratulada como “averiguación paradero”.
A casi tres meses, los papás, abuelos, tíos y primos de “Lupita” no logran entender cómo pudo pasar tanto tiempo sin tener alguna pista firme sobre lo que sucedió ese 14 de junio alrededor de las 19:20 en el Barrio 544 Viviendas, en el sur de la ciudad de San Luis.
En este tiempo, no se incorporó ningún registro fílmico de la zona, o al menos no se conoce. La Justicia se mantiene en silencio. La única vez que Parrillis habló al respecto fue el día después de la desaparición, pero fue sólo para un video difundido por Prensa judicial. Desde ese momento, nadie sabe cómo está orientada la investigación.
La Policía concretó más de 400 allanamientos, rastrilló más de 1200 sectores y tomó cientos de testimoniales. Pero ninguna arrojó luz sobre dónde está Guadalupe. Las tareas traspasaron las fronteras de San Luis y llegaron hasta otras provincias, aunque tampoco encontraron a Guadalupe.
A 90 días de una ausencia que duele a los sanluiseños, la familia y los vecinos coinciden en que algo falló: la orientación de la investigación, pistas que se perdieron o falta de accionar en las primeras horas. La única certeza que tienen es que la pequeña no está y los esfuerzos realizados por los efectivos no alcanzaron.
“Se trabajó mal”, afirmó el papá, Eric Lucero. “No existe el crimen perfecto o delito perfecto, existe la investigación imperfecta y esto fue una burla”, añadió una vecina, Gladys Miranda.
De la misma forma opinó uno de los tíos, Facundo Cialone: “Hicieron todas las cosas mal desde un principio, no se buscó como correspondía”.
Dolor, bronca e impotencia reflejan las palabras de quienes la extrañan. Sin embargo, no pierden la esperanza de que podrán volver a abrazarla.
Informe: Antonella Camargo
Videos: Víctor Albornoz
Edición de videos: Gonzalo López