Historias de San Luis: El Cholo
El Cholo es un hombre de bien. Nada más y nada menos.
Su Kiosco no está declarado formalmente como patrimonio de la ciudad de San Luis, pero en el corazón de la gente es un lugar histórico.
Hace 44 años que el Kiosco de El Cholo está en la calle Belgrano 935.
Y su dueño, “El Cholo”, se llama Juan Abel Ledesma.
Pero por más que muchos conocen este dato y otros están diciendo en este momento:” ¡No lo sabía o no me acordaba!”, El Cholo seguirá siendo El Cholo.
Así. Muy a nuestro estilo de anteponer el artículo a un nombre.
Calle Belgrano antes de llegar a Rivadavia en el actual sentido de circulación de Belgrano. Mano derecha. Un lugar con mucho para contar.
Ha sido y es la dirección de encuentro de dirigentes políticos o sociales que han tomado allí importantes decisiones compartiendo la barra mientras tomaban un café o un cortado con tortitas o facturas.
Muchos periodistas de diferentes medios arman en El Cholo su agenda de trabajo para salir a la calle.
O el Papá o la Mamá, con sus hijos que paraban para comprar la media mañana para que los chicos llevaran a la escuela.
O si se había hecho tarde, a desayunar toda la familia en el Kiosco.
Los empleados de negocios u oficinas de la zona que desayunaban y luego se iban a trabajar.
El lugar donde encontrabas todo lo que necesitabas para seguir el día.
Un local lleno de buena energía, por más que se llenara con gente que cargaba penas.
Y hay clientes fijos. De todos los días y a cualquier hora. El Kiosco es su lugar en el mundo.
Se le llenan los ojos de lágrimas al Cholo cuando habla de sus padres, Emilio Ledesma y María Angélica Andrada.
En sus recuerdos adjudica a su “querida madre” el sobrenombre con el que se lo conoce. Seis hermanos.
Y toda una vida en esa dirección.
Primero fue “El Emporio de las Toallas” y luego apareció una Peluquería.
Sí, El Cholo peluquero. ¿Se lo imagina? Hay fotos y testimonios.
Deja el oficio por un tiempo, pero se traslada al local contiguo ofreciendo los servicios de fotocopiadora y comenzó anexando artículos de kiosco y café.
Y después la vuelta al local original con una importante ampliación.
Su compañera de vida es Miryam Arrieta y cree que se fue cuatro veces de vacaciones. No mucho más.
La urgencia del trabajo y la subsistencia.
Lo que hace diferente al querido Cholo es su personalidad.
La amabilidad constante y la ayuda a los que necesitan.
Es bondadoso y crédulo.
Va alguien que tal vez El Cholo no conoce (cosa difícil) y no tiene dinero para pagar, la respuesta del dueño es: llévelo después arreglamos.
Y no se le puede fallar a un hombre que actúa así con buena fe, pero muchos lo han hecho.
“De eso no se habla” me dice El Cholo. Ya está. Ya pasó.
He sido testigo de muchas de estas acciones, ya que nos veíamos todos los días cuando Radio Dimensión funcionaba en la planta alta del edificio donde está el local del Kiosco.
Gente en situación de calle recibía su desayuno de manos de El Cholo, que le acercaba algo caliente para tomar y también alimentos para comer.
Un corazón grande, gigante. Un ser humano derecho y generoso.
De esos que cada vez quedan menos, lamentablemente.
El Cholo. Está en la historia de San Luis sin lugar a dudas.
Gracias por todo y por tanto querido amigo, en nombre de todos.
Los que estamos y los que ya no están.