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La economía, la inseguridad y un presente incierto: las historias de sanluiseños que dejaron todo para buscar un futuro mejor en el exterior

La realidad nacional y provincial los empujaron a dejar su familia, amigos y trabajo. La imposibilidad de poder progresar fue el desencadenante de una nueva aventura, en el que a diario deben enfrentar la distancia y la soledad.

Ellos eligieron España, Italia, Miami y Australia.

por Antonella Camargo

elchorrillero.com

Actualizada: 24/04/2022 20:50

Más de 8 mil fueron las personas que dejaron San Luis en el último año para mudarse al exterior. La cantidad de los que migraron puede asemejarse a una localidad completa del interior provincial.

Sin embargo, esa cifra no es sólo un número, detrás de cada uno de ellos hay historias. Son realidades que tuvieron que tomar la determinación de buscar fuera de la Argentina nuevas oportunidades. Y así, se vieron el desafío de estar lejos de los afectos y amoldarse a otros lugares, costumbres, idiomas, trabajos y formas de vida.

Carolina Ganzer, Maximiliano Cepero, Tomás López y Natalia Berridy se animaron a describir a El Chorrillero cómo fue el proceso de tomar la determinación y poder concretar la idea de mudarse a otro país. Cómo era su vida en San Luis y cómo lo es en su nuevo hogar. Los trámites que debieron realizar. Las expectativas que tenían y cómo pudieron cumplirlas.

Según los datos proporcionados por la dirección de Migraciones, entre abril de 2021 y febrero de 2022 fueron 8311 los sanluiseños que se fueron al exterior. De esa cantidad, solo 138 lo hicieron por turismo. En la declaración jurada que hicieron, 6503 lo adjudicó a una mudanza, 980 a estudio, 589 a residencia y 101 a trabajo.

“Emigrar no es fácil para nada, es súper doloroso, es empezar nuevamente de cero”

Carolina tiene 30 años y junto a su esposo de 32 emprendieron un nuevo rumbo en Italia. Ambos son arquitectos y en San Luis se desempeñaban en la profesión, pero tenían “muy poco” trabajo. Además compartían un emprendimiento donde hacían muebles y objetos de decoración.

Pese al empeño que le ponían día a día, el dinero cada vez les “alcanzaba menos”. “El supermercado subía semana tras semana”, graficó Carolina. A eso se sumó que en junio se convirtieron en padres.

“Tomamos la decisión de emigrar en octubre cuando empezamos a ver que la inseguridad crecía y la inflación crecía”, confesó. Dos veces habían sido víctimas de robos en el showroom que tenían en su casa, donde ofrecían sus productos, y que habían armado “con muchísimo esfuerzo”. La vivienda tenía rejas “por todos lados”, pero eso no frenó a los delincuentes.

Carolina Ganzer y su familia.

El 12 de febrero emprendieron el viaje y actualmente los tres viven en San Benedetto del Tronto, una ciudad costera. Los trámites de la ciudadanía están en gestión, y estiman que en un mes podrían obtenerla. Poder recolectar todos los papeles en Argentina les llevó unos cinco meses.

“Nos dimos cuenta que emigrar no es fácil para nada, es súper doloroso dejar atrás la familia, tu casa, vender tus cosas, para llegar a un país que no habla tú idioma, que es otra cultura. El primer mes fue muy difícil, la búsqueda de trabajo lo fue un poco, pero no por la oferta porque hay muchísimo trabajo, pero si por el idioma”, reconoció a El Chorrillero.

Si bien habían estudiado italiano antes de dejar San Luis, en el lugar advirtieron que “es otra cosa”. Pero sí destacó que los residentes del país europeo “son muy amables y gentiles”.

“Siempre nos están integrando así que de a poco vamos adaptándonos. Pero es empezar nuevamente de cero, eso es lo que cuesta”, afirmó.

Hoy Carolina no está trabajando, y se encuentra abocada al cuidado de la pequeña de 10 meses recién cumplidos. Su marido se desempeña en dos restaurantes y las expectativas están puestas en una entrevista que tendrá la próxima semana, relacionada a la arquitectura.

La joven hizo énfasis en que irse “implicó dejar lo afectivo que es lo más complicado, la familia, los amigos”. Su emprendimiento “crecía todo el tiempo” y aún así ellos no daban “a basto”.

A eso agregó, dejar otras comodidades como el auto o la casa propia: “Venís de tener tu espacio y tus cosas, tu familia, tu emprendimiento que tantos años y sacrificio y trabajo dedicaste, llegas acá y no tenés nada, y es arrancar completamente de cero”.

“Aun así no nos arrepentimos porque lo hicimos principalmente por nuestra hija, para que tenga mejor calidad de vida y nosotros también. Desde que pisamos acá eso lo agradecemos, el poder tener muchas ofertas de trabajo, que con un sueldo mínimo que ronda los 1200€ podamos vivir bien y cómodos los tres sin preocuparnos si nos alcanza o si nos damos un gusto o no. Acá se puede comer, alquilar, y darte gustos tranquilos”, detalló.

Carolina además tuvo en cuenta “la calidad de vida, la seguridad de poder dejar la bici en la calle que no la van a robar, se vive tranquilo, no estresado por la plata, por la inseguridad, por el Gobierno”.

“Ojalá algún día Argentina pueda volver a ser un lugar seguro y podamos volver”, sostuvo.

“Uno tiene que decidir qué quiere hacer y cómo vivir el resto de su vida”

Maximiliano Cepero tiene 28 años y es licenciado en Educación Física. En San Luis trabajaba en una escuela, un hospital y de profesor en un gimnasio. El 2022 lo empezó del otro lado del mundo, en España.

“Elegí irme cansado de los factores socio-económicos generales de Argentina, el trabajar cada vez más y que mi sueldo se siga desvalorizando, la imposibilidad de proyectar a futuro por la inflación y lo inestable que resulta todo y también porque quería vivir la aventura, saber de qué se trata”, resumió sobre los motivos que lo impulsaron a dejar el lugar donde pasó toda su vida.

En la actualidad reside en Valencia, pero es de forma temporal. En unos meses se mudará a Australia. Tramitó una Working Holiday (una visa de vacaciones y trabajo) y está esperando la aprobación.

Ahora trabaja en un gimnasio y un club de pádel. Asimismo, cuida a un niño. Le es factible porque en allí tiene a su hermano y cuñada, lo que facilita la estadía.

Maximiliano Cepero en Italia.

Sobre las expectativas, Maximiliano planteó que “siempre fueron realistas” porque no cuenta con pasaporte europeo. Pero si, todas están puestas en Australia.

Sin embargo, dijo que se encontró en España con “un mundo diferente donde uno puede vivir tranquilo y salir adelante, tener un auto propio y comprarse un departamento en una realidad fácil para cualquiera que se lo proponga y tenga todo en regla, y te diría que al mediano plazo”.

Para él tampoco fue fácil despojarse de su cotidianeidad: “Dejar todo allá implicó la famosa frase de ‘salir de la zona de confort’ porque en San Luis me iba bastante bien, pero me fui agotando mentalmente del día a día, de las malas noticias y de la cantidad de palos en la rueda para quienes queremos progresar y hacer las cosas bien”.

Y dijo que en los meses que lleva en el continente europeo fue “un cambio abismal”, lo que no quiere decir que no es “duro por la familia, los amigos, tu gente, costumbres y todo”.

“Pero uno tiene que decidir qué quiere hacer y cómo vivir el resto de su vida, y la verdad es que yo allá (por Argentina) no veo en el horizonte un cambio para bien, es más, todo lo contrario. Así que decidí venir a probar la experiencia y buscar mi lugar en el mundo”, reflexionó.

“Es triste tener que dejar todo lo que conocés y querés por culpa de la economía”

Tomás López tiene 23 años y en San Luis trabajaba en una financiera. Si bien tenía un “buen ingreso”, la realidad le mostró que “nunca podría progresar” y por el contrario, las cosas cada vez se le complicaban más. Eso fue el desencadenante para dejar la provincia “en busca de un mejor futuro”.

Hace casi un año que está en Miami, ubicada en el sureste de Florida, Estados Unidos. Conseguir los papeles no le fue difícil porque el pasaporte y la visa las tenía desde los 16 años, cuando ya había estado en el lugar.

Comentó que sus expectativas eran altas y afortunadamente fueron “todas superadas”. “El tiempo que llevo acá ha sido excelente y realmente acá se puede crecer, podés proyectar a futuro, podes ahorrar y disfrutar”, fundamentó.

Tomás ahora trabaja como mozo en un restaurante y también algunos días lo hace como cocinero.

Coincidió con Carolina y Maximiliano en que “dejar San Luis fue difícil” y lo adjudicó a la familia.

“Es triste tener que dejar todo lo que conocés y querés por culpa de la economía, por culpa en realidad de los malos gobiernos. Somos un país tan rico y cada vez lo destruimos un poquito más”, expresó.

También indicó que los primeros meses fueron complicados porque extraña a sus afectos, pero con el correr del tiempo “la vas llevando de alguna u otra manera”.

Tomás López en Miami.

“Amo San Luis, amo sus paisajes y la verdad es que nunca hubiese querido irme, pero si no salía de ahí no iba a llegar a ningún lado”, concluyó.

Sin embargo, ellos tres no fueron los únicos que dejaron su querido San Luis. Más reciente fue lo de Agustina Aguirre, una docente de 30 años.

Desde mediados de mes está viviendo en Melbourne, Australia. La eligió porque “del país la ciudad con más arte y movimiento musical”.

No tuvo inconvenientes para poder concretar el viaje porque ya había realizado otros con anterioridad. Consideró que se trata de una posibilidad de “expansión”, donde le gustaría mejorar el idioma inglés y “crecer en lo profesional”.

El exterior fue también el destino que tomó Ariadna Carobene Del Popolo de 26 años, que es licenciada en Kinesiología y Fisioterapia. Está en Málaga, España. Y decidió dejar su casa en la provincia “por la inseguridad de Argentina y la oportunidad de crecer personal y profesionalmente”.

“La distancia y los horarios de diferencia no ayudan, pero uno tiene que hacer sacrificios para ir en busca de los sueños”

Para Natalia tampoco fue fácil la decisión, aunque ya pasó bastante tiempo desde que lo hizo. Fue en 2015 cuando tenía 21 años. Pero su idea siempre fue “ver otras culturas, viajar al exterior, salir de donde había vivido toda la infancia y adolescencia”. Ella sabía que “hay mucho para conocer para aprender” y eso se lo daría el viajar. Fue así que empezó a juntar dinero para poder cumplir la meta. Hoy vive en Australia.

“Argentina para ya me había dado lo suficiente, hasta el momento me había demostrado que aunque tuve una infancia hermosa, de adulto ya no me sentía segura en el país. Otro motivo muy importante era que quería salir de lo que ya conocía, viajar sola, conocer gente, aprender otro idioma, siempre me fue mal con el inglés pero tenía mucha curiosidad”, transmitió.

Natalia vive en Australia desde 2015.

Para hacer los papeles no tuvo complicaciones porque tramitó una visa de turista por un año y le salió en dos semanas. “Tuve apoyo de una familia australiana y luego demostrar cierta cantidad de dinero y listo”, añadió.

“Llevo casi 7 años fuera de Argentina y mi tiempo en Australia ha sido como una montaña rusa. Me han pasado muchísimas cosas, pero estoy feliz agradecida de poder vivir esas experiencias. Cada día es diferente y eso es lo que me gusta. La vida te pone a prueba todo el tiempo”, manifestó.

Desde su llegada ha tenido trabajos en restaurantes, limpieza y niñera. Hoy vive “en una isla trabajando en un resort, en el estado de Queensland”.

“Lo más difícil fue dejar a la familia, amigos y mi perra. La distancia y los horarios de diferencia no ayudan en nada, pero uno tiene que hacer sacrificios para ir en busca de los sueños, de lo que a uno lo mueve internamente. Familia y amigos siempre entenderán y nos apoyaran”, razonó.

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