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El dolor de la familia por la despedida que no fue: “Faltaron las sirenas que él tanto amaba”

En una carta sus hermanos expresaron que “no hubo honores para un héroe que puso en riesgo su vida”. Era brigadista de San Luis Solidario y después de un incendio en Dónovan sufrió quemaduras que cambiaron su vida para siempre.

Javier junto a su madre, en una entrevista que brindó a este medio el año pasado.
Actualizada: 24/04/2022 15:35
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La última y más triste imagen de Javier Díaz fue el 27 de enero cuando se grabó acostado en una cama del Hospital “Dr. Ramón Carrillo”, y contando que lo atendían. “No me colocan los antibióticos ni calmantes, no nos dieron de comer. Tampoco te dan la medicación ni cumplen con lo que piden los médicos, las enfermeras no vienen a controlarte y se enojan cuando reclamás”, así lo contaba, como otras tantas veces que tuvo que pedir para acceder a una salud digna, sin guardarse nada. Frontal y franco.

Unos días antes había quedado internado por el problema que tenía en las piernas. En el incendio del 2009 en Dónovan sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo y desde entonces padeció secuelas graves. Era electrodependiente.

Su vida fue cuesta arriba, y de igual modo resistió. El 9 de noviembre tuvo que apelar a los medios de comunicación porque no le proveían el oxígeno. Llevaba 17 días esperando. “Nos hemos cansado de ir a la superintendencia de salud para que tomen cartas en el asunto, y se ríen en la cara”, dijo la familia en ese momento. Y él transmitió un mensaje más fuerte que graficaba la pelea de cada día: “Estoy cansado, prefiero irme de este mundo antes que estar de esta manera, estoy por mi hijo. Mi vida no es nada linda”.

El 11 de abril publicó en su perfil de Facebook (que era su medio para relatar cómo se sentía desde que lo internaron) las palabras más difíciles de leer. Lo que estaba sintiendo. “Ya me voy a morir”, y entonces recibió muchísimos mensajes de aliento.

El 15 de abril, la Semana Santa lo animó y grabó dos mensajes. Uno con el optimismo “de salir adelante”, y el otro deseando felices pascuas a sus amigos.

Una semana después no pudo pelearla más y se fue en medio del silencio. Fueron sus parientes que del mismo modo que él lo hacía, usaron el perfil para comunicar esta vez, su fallecimiento. Fue en las primeras horas del 22 de abril.

Una de las imágenes que lo muestran cuando combatía los incendios.

“Hoy despedimos a mi hermanito con mucho dolor. No quedan palabras de agradecimiento, para todos las personas que nos acompañaron  moralmente en este momento, tanto en su sepelio y por mensajes”, comenzó escribiendo Analía Díaz, a través de las redes sociales poco después de velatorio.

Después transmitió el otro dolor, que no quiso guardarse: “Si bien le enviaron una corona y se hicieron presente unos minutos en su velatorio algunos compañeros, no fue lo que se esperaba”. Explicó que Javier se merecía irse “como el gran héroe que fue”.

“No nos olvidemos que a Javi hoy no lo tenemos a consecuencia de su accidente en cumplimiento del deber, que hoy no fue reconocido, cero protocolo y ceremonial”, dijo y apuntó: “Me refiero al ministerio de Seguridad, tanto ministro como quien está en la cabeza de San Luis Solidario. En ningún momento ni siquiera un llamado, o su presencia para despedirlo como un integrante de ese organismo”.

Dijo que tampoco hubo “una sirena como debe ser en estos casos para despedir a un integrante de la fuerza”.

“Lo que nos consoló fue la cantidad de gente que lo despidió con un fuerte aplauso, y por lo menos se llevó eso, aunque sea. Faltaron las sirenas que él tanto amaba”, se lamentó. “Gracias a todos los nos acompañaron, Javi, allá arriba debe estar agradeciendo”, añadió.

En la publicación también agregó las fotos que muestran al brigadista poco después que las llamas lo envolvieran, hace 13 años.

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