Más de la mitad de los chicos que terminan en tiempo y forma la escuela pertenecen a familias de ingresos altos
En la provincia 13 de cada 100 alumnos consiguen culminar bien los estudios. Profesionales en la materia dan cuenta de que se trata de “datos alarmantes” para lograr la igualdad de oportunidades y de que se necesitan cambios profundos a través de políticas de estado.
Un mes atrás el Observatorio Argentino por la Educación informó una cifra preocupante: que el 13% del total de los chicos escolarizados de San Luis terminan la secundaria en el tiempo correcto y con los saberes necesarios.
Ahora, a través de un nuevo estudio, el organismo resaltó que de ese total el 52,4% pertenece a estudiantes con familias socioeconómicamente altas o mejor acomodadas.
En otras palabras: de los 13 de cada 100 estudiantes que cumplen con los objetivos educativos, siete integran una familia con ingresos altos, y los seis restantes pertenecen a la clase baja o media.
A nivel nacional, los números también son alarmantes. De cada 100 chicos que ingresan a la escuela, solo 16 terminan la secundaria en tiempo y forma.
La mayoría de esos estudiantes se encuentran en ocho jurisdicciones: Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Santa Fe y Tierra del Fuego. En el resto de las provincias, es mayor la proporción de estudiantes que no logran las trayectorias escolares esperadas.
Además, la mitad (52,1%) pertenece al tercil de mayor nivel, mientras que solo el 15% integra el de menores ingresos.
En el documento titulado “¿Cómo son los 16? Trayectorias escolares desiguales en la Argentina”, los especialistas Mariano Narodowski (Universidad Torcuato Di Tella), Gabriela Catri y Martín Nistal (integrantes del Observatorio), trazan un análisis de cómo está compuesta la matrícula escolar y su rendimiento.
“Hay grandes asimetrías entre las provincias. En Argentina no todos tienen las mismas oportunidades de terminar la secundaria a tiempo y con los saberes esperados”, puntualizaron los profesionales.
En este sentido, Narodowski subrayó que el actual escenario está “atravesado por condiciones de desigualdad y segregación socioeconómica y educativa en el que, debido a la edad de los alumnos, priman más las diferencias de cuna que las basadas en el mérito”.
“De esto se desprende la necesidad de cambiar las políticas educativas que han regido en las últimas décadas que han propiciado mayor desigualdad y la exclusión de los alumnos más débiles. Es necesario generar otras políticas basadas en la igualdad, no meramente declaradas, abriéndonos al mérito y al talento independientemente del nivel socioeconómico”, planteó.
El estudio también refleja que de esos 13 chicos que logran terminar en buena forma, es decir, a término, el 38,5% asiste a una escuela privada y el 48,6% son mujeres.
Otro cuadro se detiene a medir el universo de aquellos que llegan “a tiempo teórico” o con la correcta comprensión de los contenidos. De ese número el 33,1% integra una familia con ingresos altos, el 22,2% estudia en un establecimiento privado y el 55,6% son mujeres.
Además, se precisa a qué sector socioeconómico de San Luis pertenecen los estudiantes que rindieron los exámenes Aprender, todos ellos sin sobreedad: el 31% es del estrato bajo, el 35,9% del medio y el 33,1% del alto.
A nivel país las cifras son parecidas: sector bajo cuenta con el 33,4%, el medio con el 33,3% y el alto con el 33,3%.
Bajo este panorama Narodowski propuso que cada alumno en la Argentina “tenga un piso de financiamiento educativo que su escuela reciba independientemente de la provincia y la clase social”.
“Las evaluaciones estandarizadas como Aprender deberían identificar mejor a esas escuelas, brindarles más recursos y hacer un seguimiento anual alumno por alumno para que ningún chico quede atrás”, destacó.
La información utilizada corresponde a la camada que arrancó 1° grado en 2009 y que debió terminar el último año de la secundaria en 2020 y provienen del Relevamiento Anual de escuelas del ministerio de Educación de la Nación y la prueba Aprender del año 2019. También se usaron algunos datos de la Encuesta Permanente de Hogares.
Quién también reflexionó fue el profesor y ex rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, Gustavo Zorzoli: “El hecho de que en promedio sólo 16 de cada 100 estudiantes terminen la escolarización obligatoria conforme a lo esperable es un dato alarmante. Pero debería ser inaceptable para nuestra sociedad que el nivel socioeconómico del hogar de donde proceden o que el tipo de escuela a la que asisten (estatal o privada) reduzca aún más las posibilidades de que lo logren”.
El investigador de la Universidad Nacional de San Martín y del Conicet, Jorge Gorostiaga, dijo que los datos “confirman las fallas estructurales de nuestro sistema educativo”.
“Los resultados son malos aun para los sectores de mayores recursos. Tenemos un sistema que es claramente inequitativo, pero que también es altamente ineficaz. Para revertir esta tendencia parecería necesario un esfuerzo importante y sostenido de construcción de consensos políticos y sociales, así como de fortalecimiento de las capacidades estatales tanto a nivel nacional como de las jurisdicciones”, explicó.