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En pleno juicio, una fiscal simuló el crimen de una docente para demostrar que fue un femicidio

La representante del Ministerio Público Fiscal se sumó a una recreación poco usual, con el objetivo de desterrar la versión de la defensa que asegura que la víctima se suicidó. Mañana son los alegatos y se conoce el veredicto.

La fiscal recreó el hecho e intentó demostrar que fue un femicidio. (Foto: Video Captura ANDigital).
Actualizada: 30/03/2023 22:40
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La fiscal de La Plata Victoria Huergo, que lleva adelante la acusación por el femicidio de María Luján Alva, se sumó a una recreación pedida por la defensa de Luis Alberto Villa Báez, acusado de asesinar a su pareja en 2019 y hacer pasar el hecho como un suicidio. Frente al jurado, se puso una soga al cuello e intentó demostrar que la víctima no pudo haberse quitado la vida.

Los abogados Juan Pablo Mazzeo y Jesús Díaz llevaron a la sala de audiencias del Fuero Penal una horca en tamaño real, atada a una viga que simulaba ser el lugar donde la docente -según la versión del acusado- se ahorcó. Se trata de un método poco usual en este tipo de debates y sorprendió al jurado popular que estaba sentado frente a las partes.

La representante del Ministerio Público Fiscalredobló la apuesta y decidió hacer su propia reconstrucción de las condiciones de una muerte por ahorcamiento. De acuerdo a la posición en la que estaba el cuerpo y las heridas en su cuello que se encontraron en la autopsia, la fiscal dijo ante el jurado que la víctima no se pudo haber suicidado, sino que se trató de un crimen.

Las pericias al cuerpo de Luján Alva arrojaron signos de violencia

Uno de los testimonios clave de la jornada de este jueves fue el de Mauricio Andrés Ferrández, médico legista de la Policía Científica que realizó la autopsia sobre el cuerpo de María Luján. El perito reforzó la teoría de la fiscal y explicó detalles del análisis.

Sobre el surco de ahorcadura hallado en el cuello de la víctima, Fernández dijo que fue provocado por una fuerza externa. “Me llamó la atención la lesión en el cuello, porque no tenía características de que sea de un ahorcado como el que solemos ver. La persona medía 1,70 y pesaba 100 kilos. Cuanto más pesado es el cuerpo, más mascada y profunda es la lesión que queda en el cuello”, explicó en base a lo indicado por el sitio ANDigital.

El perito aclaró que la herida analizada es compatible con unaposición del victimario detrás de la víctima, ejerciendo fuerza con un lazo sobre el cuello. Para mostrar y probar esto, el especialista compartió en la sala de audiencias proyecciones sobre los tipos de surcos que existen.

Además, sostuvo que sobre el cuerpo también vio hematomas que son compatibles con golpes dados con un elemento duro: “Puede ser un golpe de puño lo que ocasionó esas marcas”, sostuvo.

El juicio por la muerte de Alva finalizará este viernes y el jurado popular deberá emitir un veredicto contra Villa Báez, el único sospechoso por la muerte de la docente, imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo perpetrado por un hombre y mediando violencia de género (femicidio)”. Será una vez que las partes expongan sus alegatos de cierre.

El caso que estremeció a La Plata

María Luján Alva tenía 40 años, era docente de una escuela especial de La Plata y amaba su profesión. El 4 de febrero del 2019 fue asesinada a golpes y por asfixia. Su pareja intentó hacer pasar el hecho como un suicidio, sin embargo, debido a la incongruencia de su relato y las pruebas recabadas, se descubrió que en realidad se trataba de un crimen.

Luján, a quien sus seres queridos llamaban “Luki”, daba clases en el Instituto de Psicopedagogía Especial (IPE). Era mamá de una nena que en la actualidad tiene 17 años, a quien ella le decía que era “la luz de sus ojos”. En 2015 conoció a Luis a través de las redes sociales. Al poco tiempo, la docente y el artesano se convirtieron en novios y llevaron la relación a la convivencia.

María del Luján Alva fue hallada muerta a principios de febrero en La Plata. Su pareja, Luis Villa, dijo que se había suicidado. Pero los testigos y las pericias determinaron que fue asesinada. (Foto: Facebook /Luján Alva).

Al principio todo transcurría con normalidad, pero con el paso del tiempo se fueron descubriendo actitudes repudiables por parte de Luis, que preocuparon a la familia de la mujer y a sus colegas.

“Ella sufría violencia de género. Nunca nos enteramos de que la hubiera golpeado, pero sí la hostigaba, la celaba con los vecinos, con sus compañeros y con el papá de su hija, no la dejaba tener amistades, la aislaba y la controlaba”, aseguró su hermana, Gladis Alva, en diálogo con TN.

“En los últimos años, Luján cambió rotundamente, en lo físico y en sus vínculos. Esos cambios hacían que nos diéramos cuenta de que algo estaba pasando. Yo creo que nunca manifestó nada por miedo y para protegernos. Me duele mucho el no haber podido llegar a tiempo para salvarla”, aseguró.

La docente, según dijo su hermana, amaba su trabajo. Un día, Luján decidió dejar su cargo inesperadamente. “Nos pareció raro que lo haga porque le encantaba dar clases, amaba a sus alumnos y a sus compañeras. Después nos enteramos de que fue obligada por este hombre para que esté en su casa y no salga. Le dijo que haciendo manualidades como él, iba a ganar más”, reveló Gladis.

Otra de las actitudes aberrantes por parte del acusado eran el control que ejercía sobre la víctima. “Las compañeras de la escuela me contaron que él la espiaba: se ponía atrás de un árbol para asegurarse de que iba a trabajar. Siempre estaba controlada”, dijo.

El dato que incriminó al supuesto femicida

El 4 de febrero del 2019, un llamado al 911 alertó sobre un suicidio. “Encontré a mi mujer colgada”, le dijo Villa Báez a la Policía, que llegó minutos después a la casa que ambos compartían.

En su relato, el hombre aseguró que María Luján estaba colgada de una viga en el comedor, atada con una soga al cuello. El acusado indicó que la descolgó y llevó hacia la puerta principal para realizarle maniobras de reanimación, pero que no pudo salvarle la vida.

Desde un principio, la hermana no creyó la versión del suicidio. “Ese día me llamaron por teléfono y me dijeron ‘Luján se ahorcó’. Yo no le creí, automáticamente le contesté: ‘No, no se ahorcó, fue ese hijo de puta’”, sostuvo.

Gladis empezó a pegarle con la mochila y a acusarlo de la muerte de Luján. “Cuando le decía que él la había asesinado, ni se inmutó. No se defendió ni me dijo nada, solo se quedó parado. Si uno es inocente se va a defender, pero él no lo hizo”, contó.

Pero el dato que dejó en claro que la mujer había sido asesinada fueron las marcas en el rostro que tenía. “Eran golpes”, reveló Gladis después de entrar a la casa donde estaba su hermana y la vio tirada en el piso con marcas en la cara. “La escena no era de un suicidio, había pasado algo violento en ese lugar”, sumó.

Tras una profunda investigación para establecer de qué forma se habían producido los acontecimientos, el resultado de la autopsia determinó que las características del estrangulamiento y del surco que había dejado la soga que rodeaba el cuello, que supuestamente utilizó para suicidarse, según la versión de Villa Báez, no se correspondían con las de un cuerpo suspendido y que habían sido producidas mecánicamente.

Asimismo, indicó que el rostro de la víctima presentaba tres golpes compatibles al de un puño. De esta manera, y respaldadas por las incongruencias del testimonio de la pareja de la víctima, las autoridades solicitaron la orden de detención que fue avalada por la Justicia.

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