VILLA MERCEDES
Comienzan a juzgar a Juan Carlos Solalinde por el femicidio de Johana Galdeano; doble calificación y prisión perpetua
El debate oral comenzará este lunes a las 9:30 en los Tribunales de Villa Mercedes. En principio la causa tiene entre 50 y 60 testigos, la mayoría son del acusado.
Luego de un tiempo de dilaciones y tres años de cometido el hecho, comienza el juicio contra el ex sindicalista y funcionario de Alberto Rodríguez Saá, Juan Carlos Solalinde imputado por el femicidio de Johana Galdeano. Será este lunes desde las 9:30 en el Poder Judicial de Villa Mercedes.
Sobre él recae la acusación (que hizo el fiscal de primera instancia, Maximiliano Bazla) por homicidio doblemente calificado por mediar una relación de pareja y violencia de género, y se solicitó una condena de prisión perpetua. El fiscal de juicio, Ernesto Lutens sostuvo la inculpación.
La causa llegó a este proceso bajo los lineamientos del nuevo Código Procesal Penal, y está previsto que en la primera audiencia, luego de los alegatos de las partes, declaren ante el Tribunal la madre de la víctima y dos amigos que vivieron los últimos seis años de su vida “que fueron los más crueles”, según transmitió en diálogo con El Chorrillero, la abogada que representa a la familia de Galdeano, Mikaela Eguinoa.
La querella demostrará que entre ellos hubo una relación sentimental que duró seis años (fruto de ello tuvieron un hijo, que al momento del crimen tenía 2 años). Y también a través de diferentes elementos probatorios (como pericias) que este homicidio estuvo “marcado por un contexto de violencia de género”, donde la víctima no solo vivió violencia física, psicológica y económica en gran medida, sino “muchas amenazas con el uso de armas de fuego, como medio de vida de Solalinde, y violencia sexual también, lamentablemente”.
Se ventilarán los exámenes psicológicos y psiquiátricos del imputado para conocer el perfil, “su capacidad para la maldad y la crueldad, y su baja tolerancia a la frustración”.
Además, de pericias informáticas realizadas al teléfono de Solalinde. Los jueces podrán escuchar “de la misma voz de Johana cómo presentía de lo que iba a ser víctima, donde ella le recriminaba los años de violencia y cómo él se los aceptaba”. También los mensajes de texto por WhatsApp y algunas fotografías “que son escalofriantes”, que se van a exponer.
Esto se pudo dar a partir del trabajo que realizaron los especialistas de Delitos Complejos de Villa Mercedes, que accedieron al celular de él y queconcluyeron en un comportamiento que lo compromete. Descubrieron sus maniobras de seguimiento, inclusive había colocado un GPS en el auto. “También podía escuchar en vivo todo lo que ella hablaba, e iba anotando todo lo que hacía. Esto comprueba de qué manera Johana tenía limitada su libertad de una forma absoluta”, explicó Eguinoa.
A lo largo del juicio pasarán unos 6 testigos propuestos por la querella, que son quienes estuvieron más cerca de Johana y conocían los conflictos que mantenía con el padre de su hijo; las personas que participaron de las intervenciones policiales y secuestros en el lugar de los hechos; los peritos informáticos, médicos, científicos y psicológicos; y por últimos los ofrecidos por la defensa de Solalinde “que serán cerca de 30”. Sin embargo esa cantidad podría acotar mientras se desarrolle el debate.
“Sostenemos que con este delito y con la doble calificación que tiene la única pena posible es la prisión perpetua, por eso no sabemos qué van a querer demostrar con esa cantidad de testigos”, sostuvo la abogada.
Recordó que desde finales de 2023 y todo el 2024 la defensa solicitó medidas de prueba que estaban fuera del tiempo establecido, lo cual se entendió como una intención de “prorrogar el inicio del juicio” que tenía como primera fecha en junio de 2023. Los pedidos siempre fueron negados. Después llegaron otras postergaciones.
El 26 de mayo de 2021, Solalinde citó en su propiedad (Sarmiento Nº 866) a Johana porque quería hablarle, y como otras veces, la amenazó para que se fuera.
Fue ahí donde él le disparó varias veces con un revólver calibre 357 mágnum, después de una discusión. Las dos primeras balas las ejecutó a un metro de distancia, inclusive le siguió gatillando cuando ella ya estaba tendida en el piso. Después se entregó a la Policía, dijo que se había defendido y que no recordaba nada más.
De la investigación surgió que el ex dirigente de la UOCRA alteró la escena del crimen, arrastrando el cuerpo sin vida de la mujer y poniendo en su mano izquierda un cuchillo tipo serrucho.